«Recordaremos siempre aquellas horas»

H.J.
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Responsables de PP y PSOE hacen memoria del periodo entre el secuestro y el asesinato de Miguel Ángel Blanco, unos días en los que no hubo siglas

Representantes políticos, en el balcón del Ayuntamiento. - Foto: Patricia

Si durísima fue para cualquier persona la gestión de los sentimientos durante aquellos días -entre el secuestro y el asesinato de Miguel Ángel Blanco-, tanto o más resultó para los políticos de los dos grandes partidos amenazados por ETA. El PP, que entonces estaba al frente del Gobierno central, y el PSOE, que había dirigido La Moncloa hasta un año antes, sufrían en las carnes de sus cargos públicos la tensión permanente de ser objetivos de los terroristas. Habían perdido a varios compañeros y todavía les quedaban por perder muchos más. Lo sabían, o se lo temían al menos, y por eso aquellos días de julio se unieron de manera fraternal. Julio del Amo, entonces secretario de Juventudes Socialistas, y Juan Vicente Herrera, presidente del PP, recuerdan sus vivencias.

Juan Vicente Herrera | Presidente del PP de Burgos en 1997

Le tocó asumir la representación de su partido durante aquellos tres días trágicos, convertirse en portavoz y transmitir calma en la medida de lo posible. «Nos aferramos a la esperanza y a ese hilo de vida que mantiene Miguel Ángel», proclamaba en la Plaza Mayor. Aunque él supiera que era casi un imposible.

Vigilia en la sede de NNGG, que entonces presidía Javier Lacalle (d). Vigilia en la sede de NNGG, que entonces presidía Javier Lacalle (d). - Foto: Alberto Rodrigo

Un cuarto de siglo después recuerda cómo «los burgaleses salíamos de la alegría de la liberación de José Antonio Ortega Lara, porque el sufrimiento que había padecido y la angustia que habíamos vivido todos tuvo un final feliz, así que estábamos ante una sociedad muy movilizada y sensibilizada. Desgraciadamente en Burgos nos pilló entrenados en este sentido. Por eso cayó como un mazazo las noticias primero del secuestro y luego de las condiciones que ponía ETA para la liberación de Miguel Ángel Blanco. Estábamos celebrando todavía y una banda terrorista herida cumplió nuestros peores temores, acabando cobardemente con la vida de un chaval joven de Ermua».

Asegura el que después sería presidente de la Junta de Castilla y León que «las fuerzas políticas decidieron ofrecer una imagen de unidad, recuerdo perfectamente el contacto intenso con los principales dirigentes socialistas. Octavio Granado, Ángel Olivares, Federico Sanz, Juanjo Laborda o Gerardo Triana. No había ningún tipo de fisuras y sería bueno que tampoco las hubiera en el presente», reflexiona.

Herrera rememora también la vigilia de los jóvenes de Nuevas Generaciones en la sede, la enorme preocupación, el estar en vilo delante de la televisión buscando la última hora, la noticia que prolongase la esperanza o confirmase los peores presagios. «Recordaremos siempre aquellas horas y los nombres tanto de José Antonio como de Miguel Ángel estarán siempre grabados en nuestra memoria, porque afortunadamente tras aquellos sucesos la sociedad española consiguió vencer a ETA».

Julio del Amo | Secretario de Juventudes Socialistas en 1997

Julio del Amo atiende a DB desde Guadalajara (México), donde vive desde hace 7 años. Durante mucho tiempo fue el militante más joven del PSOE burgalés y hace 25 veranos estaba al frente de la sección juvenil. Trabajaba para el grupo municipal y era un convencido socialista, pero pese a ello mantenía «una relación muy cordial» con sus coetáneos del PP como Javier Lacalle o Cristina Ayala (ambos ahora senadores).

La amenaza del terrorismo borraba las diferencias ideológicas y por eso pasó la noche en vela en la sede popular de la calle Laín Calvo, en una vigilia organizada por Nuevas Generaciones. «Recuerdo perfectamente aquel día tan horrible. Fue un antes y un después para la sociedad española, está en nuestra memoria como país y como pueblo. Todas las organizaciones políticas de España se coordinaron, nuestro secretario general nos invitó a irnos con nuestros compañeros de NNGG y encerrarnos en las sedes, porque nosotros entendíamos que podíamos ser los siguientes en esa campaña de terror y de horror». Relata este burgalés emigrante que «en los meses anteriores había estado dos veces en la casa de José Antonio Ortega Lara, hablando con Domitila Díez. Veníamos de una liberación que fue un día de júbilo y de alegría. Pero rápidamente a Miguel Ángel y fue un golpe atroz porque desde el primer momento era una sentencia de muerte». 

«La noticia de su asesinato fue atroz», prosigue: «Recuerdo a Isabel Abad (entonces concejala) entrando completamente rota en la sede del PP de Laín Calvo. Era una incredulidad ante los asesinos fascistas de ETA y una sensación de impotencia porque sabíamos el dolor tan terrible que habían producido en toda la sociedad». Pero concluye que  «aquellas muestras tan increíbles de solidaridad que todo aquello suscitó, de alguna manera barrió completamente nuestro país y ETA ese día perdió cualquier esperanza de que su maldita lucha tuviera un final positivo».