La comarca de las inversiones perdidas

P.C.P. / Burgos
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Las 3 grandes administraciones adeudan a la Demanda actuaciones millonarias en carreteras y en dotaciones turísticas y culturales

Turistas de visita en el Monasterio de San Pedro de Arlanza. - Foto: f2estudio

La variante de la CL-117 en Salas de los Infantes. La rehabilitación integral de la circunvalación de la N-234. El arreglo de la travesía de Hontoria del Pinar. El cuartel de la Guardia Civil en Quintanar de la Sierra. La construcción de las depuradoras de la cuenca alta de Arlanza, asociadas al proyecto de la presa de Castrovido. Solo estas cinco actuaciones ya superan los 30 millones de euros, casi tantos como años de paciente espera acumulan los habitantes de la Sierra de la Demanda, quienes, al contrario de lo que su nombre indica, apenas ejercen presión, ni política ni vecinalmente, para reivindicar lo prometido.

Todas las grandes administraciones tienen deudas pendientes con este territorio burgalés, entre Salas de los Infantes y el límite con Soria y La Rioja, un enorme sumidero de CO2 por cuyo cuidado tampoco recibe compensación alguna y cuyas empresas tendrán, además, que competir en inferioridad de condiciones con la vecina comarca de Pinares de Soria si se llegan a implantar los incentivos fiscales para combatir la despoblación de los que tanto se ha hablado.

El embalse construido en Terrazas y el nuevo centro de salud de Salas de los Infantes han sido las dos últimas grandes inversiones del Gobierno central y la Junta de Castilla y León, respectivamente, en la comarca. El primero ni siquiera funciona aún, ni tampoco ha conseguido el que supuestamente iba a ser uno de los grandes beneficios para estas poblaciones, la depuración de las aguas residuales que se vierten al río Arlanza. La próxima semana se cierra el plazo para concursar en la construcción de varias de ellas, si bien Palacios de la Sierra, Castrillo de la Reina y Hacinas aún no disponer de proyecto concreto, por discrepancias entre los ayuntamientos y la Confederación sobre las soluciones técnicas planteadas.

Desde Madrid también tienen pendiente la licitación del nuevo cuartel de Quintanar de la Sierra, un proyecto valorado en 4,2 millones de euros y que incluye 9 viviendas para guardias civiles. El Ministerio del Interior conoce así mismo la necesidad de dotar a Salas de los Infantes de unas dependencias dignas para la Benemérita, pero en este caso ni tan siquiera se contempla en el plan de necesidades y actuaciones de los próximos años.

Una tercera infraestructura en manos del Gobierno central es la Nacional 234. La carretera de Soria presenta ahora mismo dos grandes puntos negros en la provincia de Burgos. La variante de Salas de los Infantes es el primero y necesita más 7 millones para prácticamente rehacer el proyecto ejecutado en 2007, por sus graves deficiencias. La travesía de Hontoria del Pinar precisa al menos otros 3 millones, siempre según los cálculos del Ministerio de Transportes.

En el caso de la Junta de Castilla y León, existe el compromiso de que en los próximos meses salga licitación la ejecución de la variante de la CL-117 que conecta Salas de los Infantes Soria a través de Quintanar de la Sierra, por 10,5 millones de euros y con un plazo de ejecución que deja su puesta en servicio para 2028, 20 años después de que lo hiciera la variante competencia del Gobierno central. Ayer, en una comisión de las Cortes, el PP y Vox votaron en contra de la tramitación por la vía de urgencia propuesta por el PSOE, que ha presentado una enmienda para pedir una partida de 500.000 euros en los Presupuestos, porque solo hay 50.000.

Ni Museo ni Casa del Parque. A este compromiso de la Consejería de Movilidad se contrapone la actitud de Cultura, para la que parece que Salas y su Museo de los Dinosaurios son invisibles. Nada han querido saber el PP en los últimos años, ni con el bipartito de Ciudadanos ni con el de Vox, de su ampliación o de unas nuevas instalaciones para el que podría ser un gran motor de desarrollo cultural turístico y económico para la ciudad milenaria, que se ve incapaz por sí sola de atajar la pérdida de población (hace años que bajó de los 2.000 empadronados).

Otro monumento de trascendencia capital para la historia del Castilla que languidece sin un plan director es el Monasterio de San Pedro de Arlanza. Administración central y autonómica se pasan la pelota y se emplazan a reuniones y acuerdos que nunca llegan para definir el aprovechamiento de este enclave, que mientras tanto sigue sin los servicios más básicos, como la luz, y a merced de expoliadores.

En él se prevé que la Junta ubique una Casa del Parque Sabinares de Arlanza-La Yecla, aunque de momento allí solo queda un vigilante para permitir la visita libre a las zonas restauradas. Hace un año, la directora del espacio natural aseguró que disponían de 1,7 millones para este proyecto y aspiraban a que fuera una realidad en 2024. Sin embargo, ni la Consejería de Medio Ambiente ha sacado la obra a concurso ni tan siquiera ha presentado el proyecto. Tampoco el de la subsede prevista en Santo Domingo de Silos.

La Diputación de Burgos también tiene cuentas pendientes con la Demanda. No se ha construido el centro de tratamiento de residuos previsto el polígono de Quintanar, pese a que esté Ayuntamiento ha realizado cuantiosas inversiones para poner a disposición los terrenos. Tampoco se sabe nada del más que necesario parque de bomberos que atienda una zona especialmente sensible por la extensión e importancia de su industria maderera y sus bosques, y en la que difícilmente se pueden cumplir la regla de los 30 minutos sino se dota humana y materialmente de profesionales.

La última inversión de la Junta fue la de 2,6 millones para el centro de salud de Salas de los Infantes, estrenado en noviembre de 2021. Precisamente, la sanidad es el único asunto que ha hecho reaccionar a los vecinos de la zona, con movilizaciones en la Alta Sierra de Pinares cuando se redujo el número de médicos. Pero ni los camiones, ni los socavones, ni las infames condiciones de los tesoros paleontológicos ni las aguas sin depurar del Arlanza han conseguido acabar con una paciencia que, como el mar de pinos, parece infinita.