Óscar Esquivias nos ofreció una interesante lección sobre calcomanías, como alternativa a los programas electorales de los partidos. Lo lógico, sostiene Esquivias, sería estudiar los programas antes de votar, pero la observación de los tatuajes, tan frecuentes entre algunas gentes, le llevó al estudio de las calcomanías o calcamanías, mucho más ilustrativo que los programas políticos de los partidos que no deben leerlos ni los que los escriben ni los que los predican. En realidad, los programas sirven para poco, ya dijo Tierno que no son para cumplirlos; y Mitterrand sostenía que los programas solo comprometen ante los que se los creen, es decir casi nadie.
Con la propuesta de Esquivias en mente, tropiezo con una entrevista a mi admirado Juan José Toharia (vaya foto que te han puesto querido amigo) en la última de El País, que es espacio para gente principal, en la que reconoce que «tanto las encuestas como las campañas mueven muy poco voto», de manera que tanto para tan poco.
Toharia no habla a humo de pajas porque es perito en la materia electoral y expone muy bien lo que ha ocurrido, las tendencias que explican los resultados. Lleva muchos años auscultando la opinión de los españoles y sabe que los motivos del voto van de lo emocional a lo táctico. Unos votan lo que siempre votaron, lo mamaron en la familia u otros entornos; también votan a favor de corriente, a lo que va ganando en apariencia; o todo lo contrario, para equilibrar o rectificar; no pocos votan a la contra que en una forma de darse gusto. Y no faltan los que eligen papeleta en el último minuto, ante la urna, por un impulso momentáneo.
En resumen, que en vez de escudriñar los programas o las declaraciones de los pretendientes, puede ser más útil enterarse de la historia de las calcomanías y de cualquier otro asunto trascendente. Estos días me interesa más las explicaciones de la caída de París en manos de los nazis (¿qué les pasó a los franceses?) que la campaña electoral. Pienso votar, tengo el voto decidido desde hace meses, de manera que la campaña y las encuestas me importan una higa.