No sé ustedes, pero yo hacía mucho tiempo que no vivía un sorteo con tanta ilusión y nervios. Me consta que había muchos burgaleses pendientes de esas bolas que nos podían devolver a nuestros años mozos, a cuando un fin de semana sí y uno no recibíamos en nuestra ciudad a un equipo de Primera. Cuando nosotros éramos de Primera.

¡Qué nostalgia! ¿Verdad? Pero en Las Rozas las bolas iban saliendo y no aparecía el cartelito de nuestro Burgos. Sin embargo, tras la decepción de que no nos tocara el Atleti, ni un Primera, apareció el mejor Segunda, y como regalo de Reyes tenemos un partido con aroma a clásico, que nos retrotrae a aquellos años gloriosos en los que, como ahora quizás nos ha pasado en la pandemia, éramos felices y resulta que no lo sabíamos. Pero ahora ¡vaya si lo valoramos! Y saboreamos como un manjar exquisito la visita de un señor equipo, el Espanyol. Un gran regalo de Reyes.

Por el maldito coronavirus este cruce no rociará las arcas blanquinegras con un buen pellizco de taquilla, porque lamentablemente las gradas tendrán que seguir semivacías, aunque viendo lo formales que estuvieron los hinchas burgaleses ante el Andorra, ojalá pueda entrar el mayor número de socios. Porque, ¡ay si esto no nos pilla como estamos! ¡El Espanyol se iba a encontrar con un Plantío en ebullición!

Como Segunda B siempre hace ilusión medirse a un histórico, pero lo mejor de todo es que después del PARTIDAZO ante el Andorra, (lo sentimos Piqué) nos queda claro que nuestro equipo no va a este partido a hacerse la foto para contárselo a los nietos.

Estos días, por cierto, he caído en que tengo muchos amigos pericos y con ellos he comentado este cruce. Y desde el cariño, amigos pericos, os digo que ahora que sois líderes, centraos en volver a Primera, que nosotros, colíderes también, queremos ¡otra ronda! Y ya que este año es año de pocos brindis, bienvenidas sean las Copas. De fútbol, de rugby y acariciando ya la de baloncesto.