Hoy el Madrid ha despedido con cariño, mucho cariño a Casemiro, adorado por un madridismo que hace tiempo le colgó el cartel de leyenda. ¿Es el Real Madrid peor equipo sin el brasileño? Sí. Pero a rey muerto, rey puesto. Así es el fútbol… y la vida. Y en Vigo, Tchouaméni, timorato y nervioso en su estreno en Liga, se marcó un partidazo. Más oportuno imposible. Con todos los ojos mirando a un heredero que lleva sobre sus hombros dos losas, ocupar el hueco de un mito… y los 80 kilos que costó su traspaso. Ahí es nada. Hasta un pase de gol dio el nuevo guardaespaldas madridista que pareció enviar la presión al mismo avión que lleva a Casemiro a Old Trafford.

Pienso en Ancelotti. Llega, gana Champions y Liga y de forma abrupta se queda no sólo sin uno de sus futbolistas más importantes, también sin uno de sus hombres de confianza. Pero, como ese padre que encuentran en él casi todos sus jugadores, el italiano ha sido el primero en comprender su marcha.

Como se estudiará durante décadas la historia de ese tridente de centrocampistas de época: Kroos-Modric-Casemiro. Pocos apodos más acertados que ese 'Triángulo de las Bermudas' con el que les bautizó Ancelotti. Su desaparición, nunca mejor dicho, nos hace sentir nostalgia.

Se hacía raro ver a Modric en Balaídos, con ese cambio de guardia. De la veteranía al brío juvenil. Pero Modric sólo necesita un balón para despertar incluso la ovación de la grada rival. Porque disfruta con la ilusión de ese niño que aún se adivina en sus ojos, con el desparpajo de quien, aun no siéndolo, se siente joven, con el hambre de quien vivió lo peor que se puede vivir, y no se sacia de ganar, y con la sabiduría de su DNI real, de esos casi 37 que desafían al mismísimo calendario. Inexplicable desde la razón, ¿acaso no lo es todo lo mágico?