Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


La España de Luis Enrique

06/07/2021

Siempre fue así, un tipo con carácter, muy suyo. Estos días que se han cumplido 30 años de su fichaje por el Madrid (sí, Luis Enrique jugó en el Madrid) y a punto de cumplirse 27 del codazo de Tassotti, la hemeroteca rescata un joven muy parecido a lo que es hoy, irreverente, apasionado, seguro de sí mismo, y ya entonces pelín áspero con la prensa. Aquel futbolista que preso de la rabia, con la nariz ensangrentada se revolvía reclamando un penalti clamoroso que se fue al limbo de la historia, que anteponía su coraje a su dolor, que protestaba entre unas lágrimas que fueron las nuestras es hoy nuestro seleccionador. Su nariz estará a salvo este martes en la nevera o el banquillo, pero otra vez Italia se cruza en el camino. Cosas del destino, en aquel Mundial de Estados Unidos antes de Italia eliminamos… ¡a Suiza! Ojalá el final sea distinto y esta vez no haya huesos rotos y sí un pase a ¡otra final!

Luis Enrique quería que esta fuera la selección de Luis Enrique, atrapar los focos, centralizarlo todo en su persona, también las críticas, ya lo dice, le va la marcha, ser el líder, absoluto, único. Y así es. Aunque a veces da la sensación de que utiliza los éxitos de España como arma arrojadiza para pasar facturas a los que le critican. En fin. Pero, aún con sus cosas, es un entrenador top, y hasta aquí nos ha traído con una selección nueva que busca escribir su propia historia, diferente a los campeones del mundo de hace ya más de una década. Y nos ilusiona este verano en el que se nos amontonan los acontecimientos deportivos.

Con el fervor por la Eurocopa ponemos un ojo ya en esos Juegos Olímpicos con dos burgaleses, Dani Arce y Jesús Gómez. ¡Qué grandes sois, atletas! Otro en ese calendario de Segunda en el que nuestro Burgos arranca ante rivales con aroma a Primera. Y uno más en esas ganas de crecer que comparten el San Pablo y su nuevo míster Tabak. El listón se lo han dejado alto, pero para saltarlo tendrá con él a toda una ciudad, ¿verdad?