Dentro de unos días tenemos la mayor tontería que puede existir en un calendario, sobre todo a nivel laboral. El día de Todos los Santos cae en miércoles y así se ha quedado. Yo respeto los sentimentalismos en un día como este, pero es que un festivo en miércoles solo trae problemas, pérdidas de productividad y reventar una oportunidad para el turismo de interior.
Muchas personas trabajan desplazadas de su domicilio toda la semana y tener un festivo en miércoles es la mejor manera de perder una oportunidad de conciliación en día festivo. ¿Qué hace alguien que está desplazado a 300 kilómetros de su casa, donde no tiene familia ni amigos para disfrutar del día festivo? ¿No sería mejor que nuestros gobernantes trasladaran ese día al lunes para empalmar un fin de semana de tres días y que tenga coherencia en lo laboral, mejorando la eficiencia y productividad de todo lo que se mueve en este país?
Para los que trabajan en hostelería también es un problema, porque al trabajar en fin de semana habitualmente ese puede ser uno de sus días de libranza y todo se desmorona cuando un festivo pilla en medio.
Un festivo en miércoles solo trae problemas y conflictos entre trabajadores y empresas sin que ninguna de las dos partes tenga la culpa, porque nadie a nivel laboral le interesa hacer un pause en miércoles con la semana lanzada para volver al día siguiente y trabajar dos días.
No sé qué argumentos manejan los que tienen que ponerse de acuerdo para decidir dónde se sitúa un festivo. No se entiende el lío que se montó en Castilla y León por poner festivo el 25 de julio en un momento muy adecuado en pleno verano a cambio de tener el 23 de abril, Día de la Comunidad, en domingo y no trasladarlo. ¿Acaso no es mejor tener un puente en pleno verano sin festivos a su alrededor, que dejar un mes como el de abril hecho unos zorros a nivel productivo donde poco antes es la Semana Santa y una semana después el 1 de mayo de festivo?