María Guerrero

Tribuna Sanitaria

María Guerrero


Mens sana in corpore sano

28/09/2023

Esta célebre frase, de la sátira X del autor romano Juvenal en época del imperio romano, y más extensa en su origen, hacía referencia a la transcendencia del cuidado del cuerpo, la mente y el alma. Aunque hace siglos de esta reflexión, las recomendaciones permanecen, y para obtener un pleno estado de salud no debemos atender únicamente al cuerpo, sino extender la atención a la mente e incluso al alma, en función de cada espiritualidad.

Para la OMS, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Contrasta con la asistencia sanitaria diaria, dirigida principalmente al cuidado del cuerpo, con escasas o nulas recomendaciones sobre el cuidado mental.
Con diferencias, la salud mental y la salud emocional presentan una importante conexión. Inicialmente, es posible una mente sana, con ausencia de enfermedad que repercuta en el pensamiento, la conducta, los sentimientos, o el ánimo; pero una mala salud emocional, por no gestionar de forma adecuada las emociones, las respuestas de adaptación al entorno y sus cambios, y las exigencias sociales, y consecuentemente originar una enfermedad mental. 

Las emociones son esenciales para las relaciones humanas, la base de la vida, y generan una respuesta personal en función del momento vital y de las experiencias previas. Las emociones condicionan la salud física y mental, y a pesar de esta evidencia científica, no se invierte lo suficiente en la formación y el desarrollo adecuado de la salud emocional desde los primeros años de vida, como ocurre en otras áreas del desarrollo humano.

Existen síntomas clínicos que se relacionan con enfermedades físicas, que se originan en la mente, en una alteración emocional y su impacto posterior en el organismo. La corteza cerebral es el área del cerebro responsable del pensamiento, y el sistema límbico, del área emocional. Una alteración emocional, negativa o positiva, de intensidad variable, puede bloquear el control de la corteza, y alterar la capacidad de analizar el entorno de forma adecuada, generando tristeza, miedo, estrés y ansiedad. 

El estrés está integrado en la vida, el desarrollo y los procesos de adaptación. El cortisol principalmente y la adrenalina se activan ante el estrés, originando una adaptación biológica para un estado de alerta. La prolongación de este estado en el tiempo, provoca un estrés crónico, incrementando el riesgo de múltiples enfermedades especialmente cardiovasculares, digestivas, cutáneas, infecciosas, diabetes, obesidad y un deterioro de la salud mental y emocional. 

El dominio de la salud emocional es básico para preservar la salud física y mental. Se inicia en uno mismo, identificando las situaciones que ocasionan desequilibrio, y desarrollando la habilidad para controlarlas. La vida puede ser maravillosa y tremendamente desesperante al mismo tiempo. No se pueden controlar los vaivenes de la vida, pero sí adaptarse a ellos, siempre con una actitud y un entorno positivos.
También yo he sentido la inclinación a obligarme, casi de manera demoníaca, a ser más fuerte de lo que en realidad soy. (Soren Kierkegaard)