María Guerrero

Tribuna Sanitaria

María Guerrero


Cuestión de química

17/04/2024

Una serie de sustancias químicas recorren nuestro cuerpo para ejercer una función esencial, individual y específica: las hormonas. Su presencia y acción son fundamentales para la vida, y sus excesos o defectos tienen consecuencias trascendentales para la salud.

Las glándulas endocrinas dispersas por el organismo producen hormonas que se desplazan por la sangre hasta llegar a su lugar de acción, generando una respuesta concreta. Si este perfecto mecanismo no es el adecuado se producen enfermedades, que es necesario tratar mediante un aporte adecuado de fármacos, de eficacia probada, con una dosis adecuada, adaptada a cada situación, y que en general ningún enfermo cuestiona su uso.

El ovario es una de estas importantes glándulas, fundamental en el sexo femenino, que inicia su funcionamiento en la etapa embrionaria, frena su actividad tras el nacimiento y la reanuda con la pubertad. A partir de este momento, el ovario produce las hormonas femeninas por excelencia: los estrógenos, que marcan el inicio de una nueva etapa en la vida de las mujeres.

Todas las glándulas endocrinas pueden presentar alteraciones a lo largo de la vida. Las alteraciones del tiroides pueden originar hipotiroidismo, las del páncreas, diabetes, y mediante el uso de terapia hormonal, tiroxina o insulina en los casos previos, se lograría controlar estos trastornos, en general con buena aceptación del tratamiento por parte de las personas que los sufren.

Cuando el ovario, como glándula, pierde su capacidad endocrina de producción hormonal, se alcanza la menopausia, con una edad media en España de 50 años. A partir de ese momento, incluso en los años previos, se inician una serie de cambios con mayor o menor repercusión en las mujeres, que pueden ocasionar un impacto negativo en su salud y en su calidad de vida.

Está demostrado el efecto positivo del tratamiento hormonal de la menopausia en las mujeres que no presentan contraindicación para su uso, tanto en la sintomatología menopaúsica a corto plazo, como en la disminución del riesgo cardiovascular y óseo a largo plazo asociado al déficit de estrógenos.

Lamentablemente, en España existe una baja utilización de la terapia hormonal de la menopausia respecto a los países de nuestro entorno, por la existencia de mitos y falsa información sobre el uso de estas hormonas, y no ocurre lo mismo, afortunadamente, con el uso de otras, como la insulina o la tiroxina. Es difícil comprender por qué se ha estigmatizado el uso de estrógenos con una buena indicación, argumentando que incrementan el riesgo de cáncer o de enfermedades cardiovasculares, algo que no respalda la evidencia científica, pero que origina que muchas mujeres padezcan los efectos no sólo de la ausencia hormonal, sino de la ignorancia.

Es importante trasmitir este mensaje claro y conciso a todas las mujeres que padecen las consecuencias de la privación de estrógenos o la necesidad de tratamiento hormonal con ellos: las hormonas femeninas pueden mejorar la calidad de vida, es innecesario sufrir los efectos de su ausencia.
No hay mejor asesoramiento que ofrecer una correcta información. La elección es posterior.