Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


Normalizar

20/10/2023

Todo comenzó con Zapatero diciendo hace quince años aquello de que Otegi era un hombre de paz. Zapatero que, por cierto, ha tardado tres legislaturas en convertirse en gurú del socialismo. Algo tendrá el agua cuando no la bendicen. Lo dicho, comenzó él, pero la operación de normalizar al Gordo Arnaldo ha tenido mucho trabajo detrás y, a juzgar por el resultado, un éxito rotundo.  

Viene publicando Leyre Iglesias en El Mundo una serie de informaciones acerca de Arnaldo Otegi en las que cuenta que, siempre presuntamente, no sea que se ofenda alguno, no sólo secuestró al director de la Michelin de Vitoria, por lo que fue condenado, sino que habría hecho lo mismo con nueve personas además de ordenar el asesinato de Juan de Dios Doval en octubre de 1980. Era profesor en la Universidad, miembro de UCD, tenía 37 años y dos hijos. Ese es Otegi, aunque ahora se escandalice por los rehenes en Oriente Próximo. Otegi hablando de rehenes, ¿no es enternecedor? 

¿Qué clase de país se permite que alguien así participe de la vida pública del estado? ¿Qué clase de país borra su historia con tanta facilidad? Hace sólo unos pocos años, con lo conocido en los últimos días, se hubiera dinamitado cualquier tipo de acuerdo con el partido que representa el citado Otegi. Se le hubiera preguntado a él hasta la saciedad y a sus socios en Moncloa por el asunto. Hoy no hay preguntas, señoría. 

Sólo encuentro una explicación. España se ha convertido en un país con la memoria de un besugo y la prensa en un sector completamente irrelevante en la vida pública del estado. Seguramente la culpa sea nuestra por dar más importancia a lo escabroso y la estupidez que a la noticia y la información. Seguramente hemos dado motivos para desconfiar de una profesión que hace no muchos años los poderosos temían y hoy desprecian.  

Los hijos de Juan de Dios Doval se lamentan ahora y dicen que sin memoria, en diez años los jóvenes llevaran camisetas de Txapote o Josu Ternera como si no pasara nada y yo les digo, sintiéndolo en el alma, que creo que llegamos demasiado tarde. Llegamos tarde porque este besugo, otrora piel de toro que se llama España, parece tener demasiada prisa en olvidar como para que alguien se preocupe de que un tipo que ordenó secuestrar, torturar y asesinar tiene bastón de mando en el Congreso y posibilidades de ser presidente del País Vasco. Aunque sólo sea presuntamente.