Una minuciosa investigación de la Brigada de Extranjería de la Comisaría Provincial permitió identificar en febrero de 2015 una serie de pisos donde, sospechaban, se estaba explotando sexualmente a mujeres. La llamada Operación Perla culminó con la detención de una pareja que, supuestamente, captaba a chicas en situación de vulnerabilidad y las obligaba a prostituirse. La documentación encontrada en los registros a estas viviendas que alquilaban (en una de ellas había una menor), y la declaración de varias víctimas permite a la Fiscalía acusarles de varios delitos de abusos, coacciones, estafa y trata de seres humanos. También imputan a una tercera persona que presuntamente colaboró para poder llevar a cabo esta actividad ilícita. Para los acusados se piden penas de entre 35 y 161 años de prisión.  

Según el relato del Ministerio Público, los diversos seguimientos, la toma de declaraciones y los registros practicados en siete domicilios permitieron concluir que M.H.D., de 39 años, y E.M.R., de 31, eran socios en un negocio de explotación sexual en el que captaban a mujeres -menores, españolas y extranjeras-, en situación de necesidad. 

Las primeras pesquisas hacían pensar que estos dos acusados eran pareja sentimental. De hecho, ellos mismos lo aseguraron en sede policial y posteriormente en el Juzgado de Instrucción número 4. Era, según fue avanzando la investigación, una forma de ocultar que M.H.D. mantenía una relación con una chica de 16 años con la que habitualmente tenía relaciones sexuales. La acusación pública revela que ésta también ejercía la prostitución y que se encargaba de recoger el dinero de los clientes cuando los dos presuntos cabecillas no estaban en los pisos. 

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