Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


Dicho y hecho

12/11/2021

Anonadada me he quedado esta semana con la noticia. En los últimos meses, intento no ver los informativos y abstraerme de la realidad, en los pocos momentos de ocio de los que dispongo. Pero mira tú por donde que esta semana, de repente, por el rabillo del ojo, veo en la tele a esa ministra tan dicharachera, la de Hacienda, con sus rizos y esos modeluquis que tanto animan la pantalla, y de inmediato, esos detalles se quedan en segundo plano ante sus palabras, que lo eclipsan todo. La ministra dijo el sábado que para el lunes iba a tener solucionado ese tema tan engorroso y poco atractivo de las plusvalías, y hete aquí que se obró el milagro y este mismo lunes nos ha trasladado la solución, con esa gracia y alegría a la que nos tiene acostumbrados.

He tenido palpitaciones, incluso he pensado que estaba soñando, pero no, me he pellizcado varias veces y ahí seguía la noticia, la atractiva ministra ha cumplido su palabra, y además lo ha hecho en plazo.

Se han hecho evidentes varias cuestiones, primero, que hasta las noticias que suponen una carga, consiguen vendérnoslas como un éxito; segundo, que debemos tener claro que no somos nadie, la plebe, los que pagan, unos mindundis y que vamos a seguir costeándolo todo, se llame tasa o impuesto; y tercero, y más triste, que ni siquiera el Alto Tribunal ha podido equilibrar la situación, y una decisión que le ha ocupado más de un año, ha sido corregida en un par de días por este eficiente equipo de gobierno y sus miles de asesores, que han hecho cierto ese dicho de que cuando mariquita quiere… Eso sí, me temo que pasándose varios trámites y la ley por el forro, porque es incomprensible que al ciudadano de a pie, cualquier petición ante la administración le cueste casi la vida y sin embargo una cuestión de tanta trascendencia, se pueda arreglar en un par de días. Y más llamativo aún, es que lo han hecho sin dar explicaciones sobre todos esos ingresos que ahora parecen indebidos y que se han venido percibiendo por los ayuntamientos. 

Pues nada, arreglado este tema, ya solo les queda coger carrerilla y sacarnos a todos de la ruina moral y económica en la que estamos, a ver si podemos empezar el próximo año con más ánimo.