El Mercado Sur, un espejo para el Norte

VÍCTOR ARRANZ / Burgos
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La plaza de la calle Miranda cumple 15 años desde su renovación y sus comerciantes aseguran que en el nuevo recinto su facturación ha crecido sobre un 40%

Imagen del clientes en el Mercado Sur, en la calle Miranda. - Foto: Christian Castrillo

Han pasado casi 15 años desde aquella difícil y tardía mudanza que llevó a los empresarios del Mercado Sur a una fase de crecimiento y prosperidad económica. Ahora que el equipo de Gobierno ha paralizado el proyecto para un nuevo mercado norte parece un buen momento para recordar cómo la transformación de las instalaciones de la calle Miranda mejoró las expectativas de negocio de sus ocupantes.

Gracias a una inversión de aproximadamente 144.000 euros por puesto y un coste de 7,7 millones de euros, los comerciantes de la plaza sur han sido partícipes de un estallido de sus ventas. Según comenta Adelaida Martín, gerente del Mercado Sur, el establecimiento ha vivido un boom de clientes en los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia. «Nos conocieron muchísimo con el pedido a domicilio y muchos de esos clientes se han quedado», afirma. 

Actualmente los concesionarios advierten de que sus ventas aún se mantienen y ofrecen datos muy positivos. Miguel Arranz, frutero y presidente de Mercabastosur durante el periodo de las obras, afirma que «si no hubiésemos acometido aquella inversión, hoy no existiría el mercado sur».

El miedo hacia lo desconocido les hacía temer una posible fuga de clientes. Sin embargo, los comerciantes lo recuerdan ahora como una agradable anécdota. Las previsiones de venta que tenían los concesionarios se cumplieron y 15 años más tarde, con los datos en la mano, el mercado ha conseguido superar incluso un 40% sus ventas gracias a la colaboración de todos. «Fue un desembolso bastante fuerte. Me lo llegué a replantear por mi edad y por como estaban las circunstancias económicas en ese momento», afirma Paulino, uno de los charcuteros más veteranos del mercado. «Cuando se inauguró la plaza estábamos entrando en una gran crisis económica», añade. Por otro lado, Nacho, pescadero tanto en el mercado norte como en el sur, recuerda que la inversión y la colaboración que se llevó mano a mano entre los empresarios fue necesaria para sacar el mercado sur adelante. 

Este aumento de las ventas se debe a dos razones, la accesibilidad para todos los clientes y la mejora de infraestructuras que favorecen la eficiencia de los comerciantes: cámaras frigoríficas dentro del propio mercado y un adecuado sistemas de gestión de residuos orgánicos. 

El 2005 fue el año decisivo. Los concesionarios se enfrentaban a enormes desembolsos de dinero, destinados no solo al levantamiento de la nueva plaza, sino a la construcción de un mercado provisional que auxiliaría a los trabajadores durante más tiempo del esperado. Unas filtraciones desde la parte superior del edifico retrasarían la apertura del nuevo establecimiento durante algo más de un año. Los comerciantes esperaban abrir sus puertas en el verano del 2007, pero no fue hasta el 28 de noviembre del 2008 cuando los primeros clientes pudieron acudir al nuevo recinto. 

De los 50 concesionarios que operaban en al antiguo mercado, solo 35 llegaron a las nuevas instalaciones, y de ellos cerca del 60% se encuentran actualmente en el mercado. «Muchos se jubilaron o trasladaron su tienda», indica Adelaida. Gracias a ello el mercado abrió sus puertas a nuevas generaciones.

Los comerciantes no solo achacan el incremento de ventas al nuevo mercado, «la excelente ubicación junto a la estación de autobuses y la cercanía al centro de la ciudad hacen que recibamos gran cantidad de clientes fieles al día», afirma Conchi, una hostelera que lleva más de 25 años trabajando en la plaza.

Sin embargo, Roberto da Silva, otro de los empresarios del mercado, es claro y afirma que, a pesar de los resultados positivos de las ventas, el mercado lleva muchos años combatiendo con su principal enemigo. «Las grandes superficies y su agresividad durante los últimos años hacen que el mercado mantenga una clientela de una media de edad alta. No captamos tanta clientela joven como nos gustaría», indica. Pese a ello, el mercado continúa contraatacando, tratando de implantar una serie de innovaciones que agraden y faciliten lo máximo posible la compra a todos sus clientes. 

«Tenemos que facilitar la compra a todos aquellos que carecen de tiempo para acercarse a la plaza», asegura Adelaida. Para ello, el mercado instalará consignas frigoríficas para que el cliente decida cuándo acudir a por su compra.

Esta es una de las mejoras que entran dentro del plan de medidas de conciliación entre la vida laboral y las tareas cotidianas del día a día que plantea el mercado. No solo basta con la construcción de un nuevo edificio, la colaboración entre todos los trabajadores y equipos de márketing ayudan también a ampliar el rango de edad de sus clientes. Calidad y tradición han caracterizado al mercado de abastos más longevo de la ciudad de Burgos, que abrió sus puertas el 1 de octubre de 1934 . Casi 90 años después, la plaza de la calle Miranda continúa manteniendo su esencia gracias al esfuerzo y sacrificio de todos sus trabajadores. A ver si los empresarios del Norte pueden estrenar mercado pronto. Parece que no.