Llega Sonorama con todo agotado, menos las ganas de fiesta

L.N.-I.M.L.
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Entradas, cámping, hoteles y restaurantes rozan el lleno en una edición en la que Amaral y Wilco serán los platos fuertes

Cargados de ilusiones y buenas vibraciones, rumbo al cámping. - Foto: Roger Roque

Todo agotado. Son las dos palabras que definen el estreno de la edición número 26 del Sonorama Ribera, que acaba de arrancar con el aterrizaje en Aranda de Duero de miles de personas llegadas desde todos los puntos de España en plena ola de calor. Hace un mes que la organización del festival decidió parar la venta de bonos. Estos días también se ha colgado el cartel de  sold out para las entradas tanto del viernes como del sábado. En el cámping ubicado en el parque General Gutiérrez, con capacidad para 14.000 personas, no cabe ni un alfiler. Mientras, en hoteles y hostales no quedan habitaciones libres prácticamente desde el verano pasado.

Las casas rurales de la comarca, en un radio de al menos 30 kilómetros, se hallan a rebosar. Y encontrar un piso de alquiler para estos días resulta una misión (casi) imposible. El lleno que registra la capital ribereña alcanza tal magnitud que algunos asadores suman un mes sin capacidad para apuntar más reservas. Todo ello en una edición con un presupuesto que supera los cinco millones de euros y que congregará a cerca de 35.000 asistentes cada día. No más, por las limitaciones de aforo que ha decidido imponer la organización con el objetivo de crecer en calidad y no necesariamente en cantidad, para así lograr un Sonorama Ribera más cómodo a todos los niveles y huir todo lo que se pueda de las masificaciones.

(Más información, horario de conciertos, la historia de Amaral en Gumiel, el escenario Charco-Diario de Burgos y más, en 8 páginas en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos)