El mundo se va a la mierda. Sí, así; sin anestesia ni nada que lo convierta en algo menos traumático. El próximo sábado 20 de mayo se va a celebrar en Valencia el primer campeonato A mano abierta, una competición en la que dos personas, una frente a otra, se van a dar de bofetadas sin más, únicamente con la condición de que sea con la mano abierta, de ahí el nombre del evento. El que recibe no puede moverse ni puede esquivar la bofetada. Si lo hace, los jueces (que los hay) le quitarían puntos o lo penalizarían. Y, por su parte, el que da la bofetada tiene que hacerlo según las normas establecidas (que también las hay). El que pega tiene que dar en la mejilla, ni más arriba ni más abajo y cada participante dará un máximo de tres bofetadas a su contrario. Por supuesto no hace falta decir que el ganador será el que dé la bofetada más salvaje, el que consiga seguir en pie después de recibir… ¿Cómo lo ven? ¿Divertido? ¿Gracioso? ¿Entretenido? ¿Para echarse unas risas con los amigos? Pues qué quieren que les diga, a mí lo que me parece es que es una brutalidad además de un peligro para la integridad física de sus participantes. Su organizador, el ganador de la Liga Nacional de Fuerza, Juan Ferrer (una de esas personas que arrastran camiones y mueven coches como afición) y también juez del concurso, hablaba sobre esta competición hace unas semanas en una entrevista en el Radioestadio de Onda Cero, y la que calificaba como una modalidad deportiva. Y lo decía así, sin sentir una pizca de vergüenza.

Y yo me pregunto, después de escuchar esta aberración, qué es lo que pensarán de estas palabras los verdaderos deportistas, los que entrenan cada día para mejorar sus marcas, los que se esfuerzan siempre por ser mejores, los que dedican todas sus horas libres a entrenar, los que hacen sacrificios, los que se han lesionado alguna vez y han pasado por quirófanos y rehabilitación hasta poder volver a estar en activo. Llamar a 'esto' deporte es un insulto hacia todos los deportistas. Pero señores, al final tenemos lo que nos merecemos. Ya nos lo decían los Héroes del Silencio en su disco Avalancha: Hay que empezar despacio a deshacer el mundo. Y yo creo que empezamos a hacerlo hace ya tiempo.