Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


El bar de Chencho y Pili

14/07/2023

Chencho y Pili se han quedado sin bar. Ellos y todos los del pueblo. El tipo se ha marchado, cuentan, sin dar más detalles. Los bares de pueblo en verano son punto de reunión, lugares de conversación, de espera, partida, botellines y el lugar al que vuelven los muchachos cuando saben que es hora de comer pero los abuelos no andan todavía en casa. Espacios a los que llegan propios y extraños. Extraños que notan en el cogote las miradas interrogantes de paisanos de parpusa y que hacen que se sientan como un torero al otro lado del telón de acero, que cantaba Sabina.

En el bar de Chencho y Pili dudo que se hablara de los debates electorales, la cumbre de OTAN o de a quién narices va a votar el miserable Txapote. En el bar se vivía, que es lo mejor que se puede hacer en un bar, porque en los pueblos pequeños el bar es la vida y, muerto el bar, muerto el pueblo.

Teruel Existe propuso llevar al Congreso una ley para que subsistan en pueblos de menos de doscientos habitantes. De momento la cosa quedó en nada, claro. Con unas elecciones figúrate tú. Eso a Chencho y Pili les importará entre poco y nada, lo de Teruel, digo. Pero si mantienen abierto el bar, ya es otra historia. Ahora les han dejado sin partida, sin sitio en el que esperar, charlar o acercarse después de misa el domingo a tomarse un fanta, que las fiestas hay que santificarlas. El bar de la Puebla de Pedraza, en Segovia, el de Chencho y Pili, ha cerrado a las puertas del verano y a sus cuarenta y pico censados les han hecho, hablando en plata, una putada de manual. Me cuenta Chencho que igual lo abren la segunda quincena, que hay uno que anda detrás. 

Bendito y bienvenido sea el tipo. Ellos siguen de vacaciones y me consta que Chencho echa de menos la huerta, que a ver cómo se la encuentra, aunque le han puesto el goteo para que se quede tranquilo. Tendrá, aun así, que agachar el lomo para quitar hierbajos. Aunque, si después de pegarse la panzada, se encuentra el bar abierto la cosa será diferente y eso que nunca fue muy de tabernas. Pero el bar de la Puebla era el bar de la Puebla, y eso es sagrado. Como lo son todos esos bares de pueblo que sobreviven y hacen que sobrevivan los que habitan en la que los cursis llaman la España vaciada.