Sobre primeras veces y besos con premio

L.N. / Aranda
-

El estreno de Diego y Paty en Sonorama no pudo ser más redondo: recién llegados desde Barcelona, se unieron a los amigos del pueblo y disfrutaron de sus colegas de Ladilla Rusa

Sobre primeras veces y besos con premio - Foto: Valdivielso

Y al tercer día de Sonorama Ribera creció la cuadrilla. Antonio, por fin, terminó de teletrabajar y empezó sus vacaciones. La euforia se respiraba en el ambiente. Diego recorrió los 80 y tantos kilómetros que separan Burgos de Aranda de Duero en cuanto salió por la puerta del 'tajo'. Y el otro Diego, junto con su mujer Paty, recalaron en plena plaza del Trigo tras pegarse un buen madrugón y arrancar a eso de las seis de la mañana desde Barcelona. En la capital ribereña les esperaban los alicantinos Paula y Juan, que disfrutan del festival desde el primer minuto. La paliza del viaje lo merecía: no todos los días uno se reencuentra con amigos de la infancia, con esos con los que has crecido en la libertad total que ofrece un pequeño pueblo de la provincia como Ciruelos de Cervera. Allí, donde están las raíces maternas de Paula y los dos Diegos. El mismo sitio al que acuden verano tras verano. Fieles a su cita. Porque el pueblo une y vaya si une. Así que poco importan los kilómetros. Toda distancia es poca si se trata de gozar y exprimir cada segundo como cuando eran pequeños y no había quien los metiera en casa de ninguna de las maneras.

Con esa misma actitud, la cuadrilla se juntó ayer en Sonorama Ribera. Unos, como Paula, Juan y Antonio, suman varias ediciones a sus espaldas. Para otros, como ambos Diegos y Paty, era su primera vez. Y a buen seguro que no se les olvidará fácilmente. Nada más llegar, poco antes de las tres de la tarde, bajo un sol de justicia y en una calle Isilla a rebosar, Paula y Juan, impacientes, les recibieron en posición de disparo, con sus pistolas de agua cargadas a tope y sin ningún tipo de piedad a la hora de calarlos de arriba abajo. La cara de Diego lo decía todo. Los abrazos no tardaron en llegar.

Y eso que de primeras la pareja no tenía pensado pasar por Sonorama Ribera sino irse directamente a las fiestas de Roa, donde vive parte de la familia paterna de Diego. Pero todo cambió cuando se enteraron de que iban a actuar sus amigos de Ladilla Rusa. Fue entonces cuando éste publicó en Instagram que necesitaba dos entradas. Poco después, el cantante del grupo le escribió para decirle que él mismo se encargaba de conseguírselas. Dicho y hecho. "A cambio de un beso en la boca", le dijo de broma, según cuenta el propio Diego.

Sea como fuere, su debut en el festival no pudo ser más redondo: reencuentro con los amigos de toda la vida, incluidos Sandra e Iván de Roa, y bajo las canciones de sus colegas de Ladilla Rusa, a los que Diego y Paty definen como "unas máquinas". Su amistad se remonta a hace al menos seis años. La pareja recuerda que en ese momento no eran conocidos y que iban a conciertos "rándom" que les salían. Hoy, tras éxitos como Kitt y los coches del pasado o Macaulay Culkin, todo ha dado un giro de 180 grados. Ayer, sin ir más lejos, congregaron a unas 10.000 almas que se rindieron ante sus letras en la plaza del Trigo. Y ahí estaban Diego y Paty, lejos del escenario pero muy cerca emocionalmente. Hace unas semanas que Ladilla Rusa tocó alguna que otra canción en petit comité en su boda y Diego, incluso, sale en uno de sus videoclips, como destacó Paula, encantada con tener a todos cerca de nuevo. Porque, como remarcó, "lo más importante de todo es el reencuentro, lo coges con mucha ilusión y ganas. Es una vez al año". Y eso que ahora podían estar en la playa. Pero no. La meseta, su meseta, los junta.