«Valencia se queda sin rey, sin buen vasallo Castilla»

M. URIZARNA
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Concluye el festival Burgos Cidiano tras tres días de gran afluencia y participación los talleres y actividades. La Asociación Vivar, Cuna del Cid representó 'La muerte del Cid' en la plaza de Santa María

'La muerte del Cid', representada por la Asociación Vivar, Cuna del Cid. - Foto: Luis López Araico

El sol, al que ya le cuesta asomar por la ciudad en estas fechas, animó ayer a miles de burgaleses, burgalesas y visitantes a disfrutar de un domingo especial. El festival Burgos Cidiano ha puesto en alerta todos los sentidos de los ciudadanos para dar cuenta no solo de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, sino también de la gran riqueza patrimonial que quedó en Burgos de aquella época: su catedral, sus murallas, y el Arco de Santa María, donde tantos personajes han hecho historia. 

Preguntando a los más pequeños cuánto conocen sobre el Cid, sorprende que a tan corta edad sean más sabios en la materia que muchos de sus mayores. Saben que fue falsamente acusado de robar las parias que cobraba en Sevilla, que se casó por amor con doña Jimena, a diferencia de muchos matrimonios de la época, que la Tizona y la Colada, sus compañeras de batalla, fueron las espadas más famosas de la historia medieval, o que se ganó el apodo de Campeador debido a las numerosas victorias durante su juventud en el campo de combate junto a su amigo, el rey Pedro I.

Los niños no dudaron ayer ni un segundo en ataviarse con túnicas y armaduras, y las niñas con preciosos vestidos, aunque había alguna que otra disfrazada de princesa Disney, y ponerse a batallar en la plaza de San Juan, eso sí, con lanzas y escudos de madera. En un teatro a pie de calle aprendieron como funcionaba el mercado y el trueque, y que antaño las monedas de oro eran los euros de ahora. 

Para ilustrar mejor la vida del que naciera en Vivar, o en este caso su muerte, por la calle de Santa Águeda cuatro monaguillos cabizbajos y alaridos de dolor encabezaron la comitiva que portaba el cadáver del guerrero hasta la plaza de Santa María. «Mientras lloraba la tierra, el cielo ensombreció, y en la plaza de Valencia moría Ruy Díaz, el Cid Campeador», se anunciaba, «Valencia se queda sin rey, sin buen vasallo Castilla», sucedido un 10 de julio del año 1099. Tal fue la pérdida que dejó, que hasta las huestes morunas acudieron a arrodillarse ante sus restos. 'La muerte del Cid' fue representada por la Asociación Vivar, Cuna del Cid (...). 

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