Un golpe de mala suerte podría causar un siniestro como el de Notre Dame, pero en principio la Catedral de Burgos está mejor preparada para contener un incendio de esa naturaleza, ya que las vigas de madera de la cubierta fueron sustituidas por hierro y hormigón, entre el año 1965 y 1980, bajo la dirección del arquitecto Marcos Rico.
El presidente del Cabildo, Pablo González; el delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo, y el aparejador Miguel Ángel Ortega han dado una rueda de prensa para describir las medidas de seguridad con que cuenta la Seo burgalesa. Entre ellas, destacaron el sistema de extinción mediante gas ingergen que fue instalado hace tres años en la Sala Capitular y en el Archivo Histórico, en el Claustro Alto, dos de las zonas más sensibles del templo. Asimismo, advirtieron de que de los retablos han sido retirados todos los circuitos eléctricos para reducir el peligro de cortocircuito. Otro punto crítico está situado en el Coro, por la presencia de su espectacular sillería de madera, en cuya parte superior hay detectores de humo.
Los representantes de la Diócesis mostraron su solidaridad con el Cabildo de Notre Dame. En este sentido, el Cabildo de Burgos valorará en los próximos días medidas de apoyo para el templo francés.