Ayer, una más. Victoria del UBU San Pablo sobre Córdoba con un inicio dubitativo y un arreón de esos que rompen partidos, digno del equipo que dominó la primera fase. Hasta aquí todo en orden. Porque en Burgos hemos cometido el error de convertir en rutina la victoria y la derrota en sorpresa.

Perdóneme, amigo lector, si esta introducción le parece áspera, pero, sabedor del error antes mencionado, a un servidor se le está atragantando un final de temporada en el que la ilusión se ha ido esfumando a medida que las opciones del ascenso se diluían. ¿Ha sido una mala temporada? No y, a tenor de la renovación de Nacho González, sin esperar al resultado final de la temporada, al club tampoco se lo parece. Recuerde que esta es la campaña del debut en Plata, la de colarse en una fase de promoción con mucha autoridad y todo ello en pandemia.

Pero como en el deporte todo es efímero y se vive de esperanzarse con el futuro, me declaro culpable de querer saberlo todo sobre el año que viene, pero principalmente a qué aspirará el equipo y cuál será el papel de la cantera. La primera de las incógnitas confío que se resuelva con un contundente "a por la Asobal", con una plantilla acorde al objetivo y por y para la afición.

En cuanto a la cantera, ojalá la campaña que viene juegue un papel protagonista. Con presencia de esos ‘niños’ que hace poco andaban sin referente y ahora tienen a Marcos García, el que, a base de trabajo, ayer tumbó la puerta del primer equipo. Y mientras se resuelven mis dudas y se cumplen mis deseos, seguiré disfrutando de la temporada. Esta en la que me ilusioné como nunca antes lo hice.