Revuelo tremendo el que se ha armado con las declaraciones del Decano del Colegio de Abogados de Burgos, que en un momento, seguramente de absoluta sinceridad, ha dicho lo que piensa, lo que ve, y sobre todo lo que le trasladan sus compañeros. Parece que decir lo que uno piensa ya no es viable, antes de hablar debes ponerte en modo ‘no molestar’, y luego decir solo aquello que resulta políticamente correcto.
La Justicia en Burgos funciona, y yo diría que es un milagro ante los escasos medios con los que el Estado dota a esta institución tan imprescindible como necesaria. La verdad es que si ha funcionado hasta la fecha es porque todos los intervinientes siempre hemos puesto mucho de nuestra parte, y cuando digo todos hablo de los funcionarios, pero también de los abogados y procuradores. 
El problema es que este parón de dos meses nos ha llevado a todos al límite y ha dejado ver las graves deficiencias del sistema con el que trabajamos a diario en Justicia. Por un lado estamos los abogados, que no tenemos derecho nunca a nada, ni paro, ni ertes, ni prestaciones, y ni siquiera a hacer huelga y que durante dos meses, y los que nos queden, estaremos sin ingresos en nuestros despachos, pero a quién le importa… somos esa profesión que no tiene ni uno solo de los derechos que tanto nos afanamos en defender para los demás. 
Y por otro lado está el funcionariado, que en estos dos meses nos dicen que han teletrabajado, lo siento, pero lo dudo mucho, porque Justicia no tiene medios técnicos para ello; o tal vez sea cierto que han ido al juzgado jugándose la salud y no lo hemos sabido. El resultado, que tristemente sí conocemos, es una paralización absoluta de la Justicia en nuestra ciudad, que deja a miles de ciudadanos sin algo tan básico como es la tutela judicial efectiva y que evidencia en unos pocos la falta de empatía y solidaridad con una parte del sector, al que se deja sin medios para vivir. No creo en soluciones mágicas, pero sí creo en el equipo que hemos formado todos juntos en Justicia y que debemos recuperar. No es momento de política o sindicatos, es momento de personas comprometidas y trabajadoras, y sin duda, en Justicia hay muchas.