Belén Marticorena

Sobreviviendo en la Jungla

Belén Marticorena


Despido inminente

22/01/2021

En plena tercera ola de la pandemia, las cabezas visibles de nuestros gestores nacionales llevan desaparecidas meses, yo ya casi ni recuerdo sus nombres. Mientras, los ciudadanos de a pie nos quedamos sin aliento al ver nuestros ingresos y nuestra actividad reducidos al mínimo, y comprobando como, poco a poco, también van desapareciendo nuestros pocos ahorros, que por ahora sostienen lo que no son capaces de hacer otros. Los gastos nos asfixian y lejos de recibir las ayudas necesarias, los de arriba nos golpean con más saña al subir, así como quien no quiere la cosa, artículos de primera necesidad, como la electricidad.

Lo siento, pero la democracia actual ya no me parece el mejor sistema, no cuando hemos decidido poner a los más inútiles al mando de nuestras vidas, cuando el poder y las decisiones son asumidas por personas incapaces de tener otros intereses que no sean los suyos propios. Y la culpa no es de ellos, nos hemos dejado hacer, era fácil, estábamos muy ocupados trabajando e intentando ser felices, como para darnos cuenta de nada. Pero de repente, nos ha llegado un problema real y global: la pandemia. Para lo fácil valemos todos, pero para lo difícil hay que tener conocimientos, capacidad y valores, porque ya no  basta solo con hacer anuncios y poner un eslogan bonito para camelarse al público.

Es evidente que quienes están no consiguen una solución, el despido sería la decisión más lógica después de tantas oportunidades como se les ha dado. Así  que a la calle con quien no cumple con sus promesas y obligaciones, que se espabilen y se busquen la vida en el mundo real, en ese mercado laboral que han creado ellos mismos, que seguro se van a enterar de lo que vale un peine. Ahora necesitamos  profesionales que no tengan tantas dudas sobre lo  que hay que hacer, que no tengan miedo,  ni dependan de consejos de administración, monopolios o partidos; necesitamos a aquéllos que ya han currado en las trincheras de la vida y no necesitan mil asesores;  aquellos que tienen objetivos sociales y económicos claros y posibles,  que piensan en resultados  a medio y largo plazo,  y no solo para las próximas elecciones. Y sobre todo que nos digan la verdad, por muy dura que esta sea.