Los locales de hostelería, gimnasios y grandes superficies de esta ciudad han podido abrir 26 días con normalidad antes de que la Junta haya decidido cerrarlos otra vez sin aportar ni un solo documento oficial acerca de cuántas personas o cuántos brotes de nuevos contagios por coronavirus se han originado en uno de estos establecimientos. Y digo yo que, casi un año después del comienzo oficial de la pandemia, sería conveniente saber con algo de detalle dónde está el problema para poder ponerle una solución efectiva, justa y ponderada. Porque lo que la Junta argumenta con el discurso, ya insoportable, de que «hay que evitar la tercera oleada» es la ruina de muchos negocios y familias que no tienen culpa ninguna de la pesadilla que estamos viviendo y que, sin embargo, están cargando con el mayor peso a costa de sacrificar su futuro y el de sus hijos. 

Me gustaría que en uno de esos comunicados que desde nuestro gobierno autonómico nos envían a las 20.00 horas nos explicaran hasta cuándo va a durar la broma del ‘abro/cierro’ y, más importante, de dónde piensan sacar el dinero cuando no haya de dónde recaudar. Yo entiendo que un sanitario que lleva peleando a destajo contra la covid en primera línea desde marzo no quiera ni oír hablar de abrir bares y restaurantes, pero el papel de nuestros gobernantes es otro y también ha de serlo su punto de vista, porque gestionan para todos. Y si tus medidas de siempre no funcionan, tendrás que buscar otras. Igual, invertir en sanidad. Sin embargo, todavía no he leído en ningún comunicado que la Junta haya contratado a cien enfermeros más para garantizar la asistencia en el Divino Valles si la cosa vuelve a ponerse fea. Ni siquiera que esté ofreciendo contratos por más de un año para que no se vayan al País Vasco. Eso es de su exclusiva competencia, pero se ve que no toca.