Los residentes en la parte baja del casco histórico sabíamos que encontrar una plaza en superficie los jueves, viernes y sábado por la noche era más bien cuestión de suerte, pero el problema ahora es diario y agravado por decisiones del Ayuntamiento con, creo, amplio margen de mejora.
El año pasado nos sorprendió la creación del reservado para motos frente al hotel AC, no por el hecho en sí, sino porque la mayor parte del día estaba vacío. Y, a lo más, con tres. Este verano sí alcanzó niveles de ocupación relativamente alta, sobre todo por el día, pero de noche volvía -y vuelve- a estar más bien libre en su totalidad. No es el único vado permanente de la zona, ya que el Tribunal Superior de Justicia dispone de plazas las 24 horas de los 365 días del año y en este caso no hay excepciones: están siempre desocupadas. A esto se añade el auge de las reformas de distinto calado, con plazas ocupadas por andamios y contenedores de obra aquí y allá. Y por si fuera poco para una zona en la que la mayoría de los inmuebles no tienen garajes, la semana pasada se creó un aparcamiento para bicicletas.
Es obvio que quien conduce motos y bicis tiene los mismos derechos que yo, pero también creo que en una zona con un espacio de aparcamiento en superficie muy limitado las cosas pueden hacerse de otra forma. Si hay motos de día y no de noche el vado puede regularse por tramos horarios, como la carga y descarga. Si hay tres o cuatro obras a la vez, se puede esperar un mes para instalar los soportes para bicis. Si hay vecinos pagando un canon anual fijo por aparcar en superficie, habrá que tratar de garantizar que no tiran el dinero y van a encontrar sitio; esto es, dedicar plazas exclusivamente a residentes. No sé, hay muchas formas para facilitar la convivencia y evitar la contaminación absurda de los coches dando vueltas.