Lou Matilla

Déjame que te cuente

Lou Matilla


Santa Bárbara

28/09/2022

No sé si ustedes recordarán la que fuera su primera experiencia traumática, esa que inconscientemente a veces les hace volver a un momento determinado y nada agradable de sus vidas. Pues bien, yo recuerdo la mía como si fuera ayer mismo, como se suele decir.

Imagínense a dos crías, porque éramos dos crías, corriendo por las calles del pueblo, jugando a eso de pillar, sin percatarnos de nada ni nadie a nuestro alrededor. Sólo estábamos nosotras, nuestras risas y nuestras ganas de divertirnos. Todo transcurrió así hasta que una de nosotras, concretamente mi amiga, mi mejor amiga, que corría delante de mí para que yo no la alcanzara, no paró a tiempo al llegar a una bocacalle. Nuestra inconsciencia y la mala suerte de que por allí pasara un vehículo en ese momento, hicieron el resto. En una milésima de segundo fui testigo de cómo un coche se la llevaba por delante, literalmente, levantándola por los aires para luego golpearse fuertemente contra el suelo en la caída. Me quedé paralizada, aterrorizada, no podía pensar. 

Les cuento todo esto porque recuerdo ese día y me vuelve a invadir ese horror cada vez que hay una noticia sobre un atropello en Burgos, y más concretamente en la Calle Santa Bárbara, ya que soy vecina de la zona y cruzamos por ella a diario mi hija adolescente y yo. Y es que resulta sorprendente que en una vía de estas características, con buena visibilidad y con radares (instalados después de que falleciera una persona que fue atropellada cuando cruzaba en silla de ruedas por un paso de peatones), en mes y medio haya habido otros dos atropellos, con otra persona fallecida y dos heridas. La última víctima, que aún se está recuperando de las lesiones sufridas, escribía hace unos días en la sección 'cartas de los lectores' de este periódico para pedir a quienes tienen el poder de hacerlo, que pongan medios para que se eviten estos accidentes. Creo que todos estaremos de acuerdo en esto: está claro que algo hay que hacer. No sabemos si la solución sería instalar pasos elevados, señales luminosas que avisen de la presencia de un peatón o hasta un semáforo, como se ha sugerido. El caso es que, como ya me decía mi padre, no nos acordemos de Santa Bárbara sólo cuando truena. Porque ya ha tronado bastante.