Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


Los libros

22/04/2022

Shakespeare y Cervantes murieron el 23 de abril de 1616, en la misma fecha pero no el mismo día porque se regían por calendarios diferentes. En cualquier caso, la fecha pasó a cobijar algo tan importante y tan hermoso como el Día del Libro, que se celebra mañana. 

Los libros son esos grandes compañeros que nos cuentan historias y que, al mismo tiempo, atrapan la nuestra entre sus páginas. No hay más que volver a (h)ojear al cabo del tiempo un título que disfrutamos antaño e inmediatamente recordamos dónde estábamos y cómo éramos cuando lo leímos, lo que significó para nosotros en aquel momento e incluso la textura del papel o las ilustraciones de la portada. Y qué decir de esos libros que dejamos llenos de notas, de páginas dobladas o de pósits marcando los pasajes favoritos. Ahí quedó para siempre la huella de nuestra lectura, que es tanto como decir un trozo de nosotros mismos. 

Nada refleja mejor el paso del tiempo que esas estanterías que vamos llenando con esmero, libro a libro, año tras año, aunque hoy en día nadie quiere las bibliotecas que atesoramos con tanto amor. Antes la gente las heredaba con orgullo, con la sensación de que la vida se prolongaba en los volúmenes repletos de vivencias. Pero ahora los libros son trastos incómodos que ocupan espacio y se llenan de polvo, y acaban vendiéndose al peso por unas cifras humillantes. Algo peor, si me apuran, que las terribles quemas de libros que jalonaron la historia ¿Se acuerdan de aquella formidable novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451  (1953), luego llevada al cine por Truffaut? En ella se profetizaba una sociedad futura (2010) donde el trabajo de los bomberos era quemar libros, unos objetos peligrosos y prohibidos porque hacían pensar al ciudadano.  

Ya estamos en 2022 y la distopía de Bradbury no se ha cumplido. Muy al contrario, proliferan las ferias, los premios y los clubes de lectura.  Al papel se ha sumado el libro electrónico y el audiolibro, que ni cogen polvo ni ocupan espacio y son el formato favorito de muchos. Bienvenidos sean porque hacen que más gente siga leyendo, ese hábito mágico que abre la mente, ensancha el espíritu y agudiza el ingenio. Pero yo necesito sentir entre las manos el tacto del papel y la presencia física de un libro, ese buen amigo que hace que, dondequiera que esté, nunca esté sola.