Lamentablemente la carretera de Logroño ha tomado el testigo de la N-I como la vía de la provincia más letal para sus usuarios. Los dos últimos fallecidos en la noche del miércoles elevan a cinco las víctimas mortales que registra la N-120 en este 2022, en tan solo medio año. Con estos números, los alcaldes de los principales pueblos que jalonan la nacional ponen el grito en el cielo para que su voz llegue hasta Madrid, en concreto al Ministerio de Transportes, a fin de que dé un impulso definitivo a la A-12, una autovía que sin duda reduciría a niveles mínimos la peligrosidad en la carretera.

El último siniestro mortal tuvo lugar en la noche del miércoles a la altura de Espinosa del Camino, en el kilómetro 74. Un joven de Belorado de 21 años, Álvaro M.M., y su amiga de la misma edad, de origen serbio, perdían la vida en una colisión de dos vehículos que se producía a las 22,41 horas. Hasta allí acudieron en primer lugar los bomberos de Briviesca -luego llegarían los de Miranda- para excarcelar a los heridos.

Las víctimas mortales viajaban -en dirección Logroño- en los asientos traseros de un Ford Fiesta antiguo, sin cinturones de seguridad detrás. Por causas que investiga el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil un coche que circulaba en sentido opuesto impactó contra uno de los laterales del turismo y lo lanzó a la cuneta por encima del quitamiedos. En un principio los bomberos acudieron a un aviso con dos personas atrapadas, la conductora y un joven que iba detrás, ambos hermanos. Sin embargo, en un momento en que la mujer recobró la lucidez advirtió a los miembros de los equipos de emergencia de que en el automóvil viajaban tres personas. Efectivamente, a los pocos minutos hallaron a la otra joven entre la vegetación, fallecida, que había salido despedida del coche.

Los alcaldes de la zona vuelven a levantar la voz contra el Gobierno por la lentitud en la conversión de la N-120 en la A-12.

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