Uno de los comentarios más escuchados en los últimos meses, desde que se levantaran totalmente las restricciones en la hostelería, es la dificultad de encontrar una mesa libre en un restaurante durante el fin de semana, lo que puede llevar a pensar que la demanda de clientes supera a la oferta de plazas. Sin embargo, el sector no comparte esa opinión y subraya que se encuentra «ajustada», ya que ningún negocio se mantiene con el trabajo de los días de asueto, teniendo en cuenta la inversión que supone un local de esas características.

La evolución del número de restaurantes abiertos en la última década permite hacer un análisis sobre los picos en los que esta actividad ha contado con mayor movimiento. A finales de abril y según los último datos disponibles del Boletín de Coyuntura Turística de la Junta, la provincia de Burgos contabilizaba 852 locales con 73.337 plazas, frente a los 720 y 60.534 de 2012. La cifra no se ha visto resentida por los difíciles años de la pandemia y sus continuas restricciones e incluso se ha incrementado levemente desde 2019 (4 más), manteniéndose posteriormente en torno a los 850.

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