Si las previsiones no fallan, Ricardo Temiño prevé abrir su nuevo restaurante La Fábrica, en la calle San Juan, en septiembre tras una importante inversión que le permitirá ampliar el negocio actual de la calle Briviesca. Lo puso en marcha en 2014, con los «coletazos» de la anterior crisis y se muestra sorprendido por el hecho de que no se haya producido un descenso en el número de negocios por la pandemia.

En su caso, atribuye el haberse mantenido durante este tiempo a la «solidaridad de los burgaleses, que han vuelto a llenar el comedor», además de haber mantenido la «esencia» de su establecimiento e intentar mejorarlo: «No nos hemos quedado de brazos cruzados».

Su nueva aventura empresarial comenzó antes de la crisis sanitaria, aunque esta ralentizó sus planes hasta que la situación le permitió retomarlos, al igual que la actividad habitual de su local. Considera que «puede costar» encontrar una mesa durante el fin de semana, algo que atribuye, precisamente, a que «han sido dos años muy malos para la cultura de salir de casa», sin olvidarse de que muchos eventos quedaron pendientes de celebrar. No obstante, cree que esa «alegría» decaerá por el alza de los precios, «ya que el ocio es lo primero de lo que prescinde el ciudadano».

Ricardo Temiño tiene previsto abrir su nuevo restaurante La Fábrica en la calle San Juan en septiembre. - Foto: Patricia

Su concepto de negocio está basado en el «disfrute, no en alimentarse» y, a pesar de las circunstancias, se muestra ilusionado con un nuevo proyecto abierto a «todo tipo de el público» y basado en la experiencia y el esfuerzo porque «no existe la suerte si detrás no hay un trabajo».  

Alicia García | La Favorita y La Cantina de Burgos

«Hay nuevas generaciones que llegan con muchas ganas y apostando por el sector» 

Alicia García, de La Favorita y La Cantina de Burgos. - Foto: Jesús J. Matí­as

Con más de 30 años en el mundo de la restauración, Alicia García rechaza de lleno la idea de que no hay mesas libres los fines de semana en el centro de la capital. «Si se llama el mismo día, no habrá sitio, pero eso ha ocurrido ahora, hace cinco y 15 años», señala, al tiempo que alude a un cambio de costumbre en la que ahora el cliente es menos previsor. Considera «totalmente ajustada» la oferta a la demanda e incide en que los negocios no pueden vivir de los fines de semana, aunque en su caso esta situación se compensa los días laborales al trabajar con clientes de empresa. Sin embargo, pone como ejemplo que muchos establecimientos cierran los lunes o incluso los domingos por la noche: «Si les compensara económicamente no lo harían». 

En lo que se refiere a la evolución de esta actividad empresarial, pone el foco en el título gastronómico que ostentó Burgos en 2013, «que nos hizo a todos ponernos las pilas». De aquella época destaca cómo se pasó de vender los tradicionales pinchos de morcilla o chorizo a «hacer cosas estupendas». Por cómo ha visto esta adaptación y evolución, García se muestra optimista respecto al futuro y hace referencia a las generaciones de empresarios jóvenes que «están apostando» por el sector. Bien es cierto que reconoce que la situación económica no es favorable por la inflación, con el añadido de las pérdidas de la pandemia, y subraya que la ciudad es más competitiva de España en lo que a precios se refiere a costa de que «se reduzcan los márgenes de beneficios».