María Guerrero

Tribuna Sanitaria

María Guerrero


Vivir sin recuerdos

11/10/2022

Los días mundiales de, dedicados a nos sensibilizan ante una situación o un proceso durante un breve periodo de tiempo. Los medios de comunicación nos informan y actualizan en cuanto a investigaciones, proyectos, ayudas, inversiones…y de inmediato contamos con otro nuevo día mundial dedicado a…Mi deseo es no pasar página al Día Mundial del Alzheimer, porque a pesar de compromisos, ayudas y propuestas para la investigación de la enfermedad, continúa aumentando la lista de millones de personas que viven sin recuerdos por cualquier tipo de deterioro cognitivo y que dependen de múltiples apoyos, en especial familiares, para sus necesidades básicas. 

La memoria es el motor de la vida, marca nuestra evolución individual, éxitos y fracasos, alegrías y penas, caras, colores, música…la ausencia de recuerdos es el vacío.
Vivimos en una sociedad que nos prepara para la vida, el embarazo, el parto, la adaptación escolar, el acceso universitario… pero no para la dependencia, el envejecimiento y la muerte, y mucho menos si este envejecimiento es patológico.

Dentro del sistema sanitario, existen médicos, enfermeras, psicólogos y distintos grupos de profesionales con gran formación en estas patologías, que son los responsables del control de la enfermedad y del cuidado de los que la sufren, pero otros muchos profesionales sanitarios carecemos de la formación específica, y la relación y el manejo de estos enfermos la realizamos con limitaciones, con el máximo interés, sensibilidad y compromiso, pero no siempre esta situación de acogimiento se cumple. No lo digo yo, lo transmiten algunos familiares que sienten que estos enfermos se sienten más vulnerables en ciertos espacios, con la dificultad de la falta de tiempo para atenderles en consulta, la dificultad para llevar a cabo la exploración, la dificultad en la comunicación…y es que las manecillas del reloj han acabado con la importante relación que hay que establecer con el paciente, con la importancia del tacto, la mirada y la palabra.  

Envejecemos, la esperanza de vida aumenta, así como las patologías asociadas a la vejez, y se objetiva la falta de recursos sanitarios para el cuidado del paciente anciano en todos los niveles asistenciales. En el momento actual existe un déficit importante de médicos y de enfermeras, es un mantra que suena y resuena, pero más manifiesto es la carencia de geriatras, los médicos con proyección de futuro en nuestra sociedad, los verdaderamente formados para el cuidado del anciano con sus patologías seniles, los familiarizados con esas mentes medianamente llenas o vacías de recuerdos, con esa piel arrugada y con ese lento retroceso de la vida. Se debería observar más la pirámide poblacional, representativa de nuestro envejecimiento social y reflexionar.  

Mi reconocimiento a todas esas personas diariamente implicadas en el cuidado de los ancianos y enfermos con deterioro cognitivo, ya sean familiares o profesionales, que se encargan de estimular y mimar esos cerebros vacíos de recuerdos. Algunos me dicen que los enfermos son felices, que no sufren, y espero que así sea.