El próximo sábado 4 de febrero se celebra el 'Día Mundial contra el Cáncer', una fecha con una importancia altamente significativa para toda la población ya que nos recuerda, año a año, todo lo que se ha avanzado y se sigue avanzando para la concienciación de todos sobre esta enfermedad que consigue llevarse por delante las ilusiones, los sueños y las vidas de millones de personas en todo el mundo.

Cuando recibes un diagnóstico de estas características el impacto es tremendo y brutal, pero cuando lo haces por segunda vez o tienes una recaída, el sentimiento que te invade es el de la desintegración, pura y dura, todo se rompe a tu alrededor y todo queda hecho añicos. Para aceptar lo que será nuestra nueva realidad deberemos aprender a amortiguar la soledad de los diagnósticos sombríos, sólo así podremos sobrellevar mejor y más calmadamente la dureza de los tratamientos, las malas noticias cuando las hay, el miedo al dolor, el temor a no saber lo que espera al otro lado…

La incertidumbre del camino que se tiene que recorrer es algo monstruoso; es como ir balanceándose todo el tiempo sobre arenas movedizas sin saber si te vas a hundir o vas a conseguir pasar al otro lado aunque te dejes las botas en el fango. En cualquier caso, es obligatorio calzarse el mejor par de botas que tengamos y comenzar a caminar por ese trayecto que tantos de nosotros estamos transitando con optimismo gracias a la investigación y a los nuevos fármacos que nos traen siempre una bocanada de esperanza, porque la esperanza es lo que nunca debemos perder a pesar de todo.

Estoy segura de que un día conseguiremos definitivamente olvidar el miedo a la palabra 'cáncer' y los estigmas que ella trae consigo, aunque hemos avanzado bastante en este sentido, aún hay mucho trabajo por hacer. Nadie debería ser señalado por sufrir una acusada pérdida de peso causada por la medicación, ni preguntado por sus cicatrices, ni apuntado por haber perdido el pelo y mucho menos verse curioseado por llevar un gorro oncológico o una peluca.

La palabra que debemos usar para aprender a respetar todas estas situaciones se llama 'normalizar' y desde aquí les digo, sin ninguna duda, que es más que urgente que empecemos a ponerla en práctica. Es por el bien de todos.