Lou Matilla

Déjame que te cuente

Lou Matilla


Involución

25/10/2023

Nunca dejarán de sorprenderme los comportamientos incívicos que veo casi a diario: en la calle, en el transporte público y hasta en el propio ambulatorio. 

Unos días atrás, mientras esperaba mi turno para entrar al médico, la sala de espera de mi centro de salud se convirtió de repente en un patio de recreo. Comenzó a escucharse un bullicio que se acercaba poco a poco hasta la primera planta donde nos encontrábamos unos cuantos pacientes y allí apareció, de manera escandalosa, un grupo de niños con sus respectivos padres; iban al dentista. Lo sorprendente de la situación que allí aconteció fue que, lejos de que tomaran asiento (había sitio de sobra para todos), los niños, que seguían gritando, consiguieron convertir la espaciosa sala en un recinto de diversión (para ellos, claro), corriendo de un lado para otro sin parar mientras los padres de las criaturas se mantenían en grupo, de pie, ignorándolos y hablando entre ellos a un volumen que para nada era el adecuado. Las personas que estábamos allí no dábamos crédito. Son niños, sí, pero hay que educarlos.

Vivimos en una sociedad cada vez más egoísta, en la que hemos dejado de respetar a los demás para pensar sólo en nuestro propio bienestar. Estamos perdiendo la educación a pasos agigantados, el 'por favor' y las 'gracias' parecen palabras exiliadas de nuestro vocabulario, miramos para otro lado ante el cumplimiento de algunas normas y esquivamos las leyes cuando el resultado de cumplirlas no nos beneficia. Coloquialmente, yo diría que ¡tenemos un morro que nos lo pisamos!

Estamos navegando a la deriva y sin frenos, hemos dejado de vivir en el mundo real para hacerlo cada vez más en el mundo digital y en el de las redes sociales; esas que cada vez tienen menos de social y más de destructivo; esas en las que muchos aprovechan desde el anonimato para vomitar de manera nociva todo lo que no les gusta de alguien o algo. Nunca vi tanta hostilidad en tan pocos caracteres y en tan pocos segundos.

También me pregunto cada día, en qué lugar han escondido la ética los medios de comunicación a los que únicamente les importan las audiencias, alimentando siempre el morbo y el sensacionalismo a costa de lo que sea, porque demostrado ha quedado que ya no se respeta ni a los vivos ni a los muertos.

ARCHIVADO EN: Salud, Educación, Transporte, Leyes