María Vélez

Plaza Mayor

María Vélez


Lo de estar mejor

12/01/2024

Mientras aún estamos de resaca navideña -y no solo porque el turrón siga siendo lo primero que aparece en ese rincón de casa guardado para las tentaciones- en días como los de hoy, con el calendario anual recién estrenado, es tiempo de hablar de propósitos. Qué loable. Qué de toda la vida. Y qué cansino. Lo último no sé si lo siento así porque la conversación al respecto se repite, por curiosa e inspiradora que pueda ser, o por el mero hecho de que el propósito lo sea porque arranca el año.

Con todo, bienvenidas sean las intenciones, las buenas, y, sobre todo, las que redunden en bienestar para uno mismo. Porque esto de las voluntades autoimpuestas puede tener también una parte ingrata, no tanto por el esfuerzo que pueda implicar llevarlas a cabo como por el hecho de que si no se cumplen generen una frustración indirecta con más carga emocional negativa que satisfactoria.

Y es que en este mundo lleno de mensajes sobre los estados permanentes de éxito y felicidad, con discursos sobre lo importante de empeñarse en buscarla y las altas expectativas para lograrla, aunque no se defina qué es la felicidad, qué cosas, hay que tener la cabeza amueblada para no despistarse y caerse con todo el equipo. No vaya a ser que la culpa sea tuya porque no has mirado como debías tu interior emocional. Ni que fuera una obligación diaria ofrecer tu mejor versión, estar pletórico o simplemente bien.

Lo de tratar de avanzar en el camino de la calma, cada cuál a su manera, lo más cercano a ser y estar mejor, está muy bien pero, qué quieren que les diga, sin caer en martirizarse. Ese podría ser uno de mis propósitos: menos imperativos y más permisos. Tengo otro. Y es quedarme al menos una vez al mes con una buena noticia. En mi colección ya tengo una: los resultados prometedores de las vacunas contra el cáncer. Queda muchísimo, pero se ha pisado el acelerador.

ARCHIVADO EN: Vacuna, Cáncer