Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


La carnaza

25/02/2024

¿Recuerdan el comienzo de la gran novela Ana Karenina? : «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera». La frase, que ha hecho correr ríos de tinta, sostiene que hay un patrón único de la felicidad mientras que el de la desdicha es infinito. Por eso la narrativa suele nutrirse del infortunio, como si la dicha fuera aburrida, así que no es nuevo lo de hurgar en la desgracia. Pero la clave para que una historia no se convierta en carnaza es distinguir sus grados y matices, construir hábilmente el relato y controlar la dosis de emociones, evitando la toxicidad. No es lo mismo el arte melodramático de Madame Bovary que la casquería de muchos 'realities'. Y no es lo mismo, aunque a veces se mezclen, ficción y realidad.

En la segunda mitad del siglo XX, el semanario El Caso alcanzó una gran popularidad con su sangrienta crónica de sucesos, aunque mucha gente lo compraba o leía a escondidas porque socialmente estaba mal visto y le llamaban el diario de las porteras. Qué diferencia con la España de hoy, donde la carnaza es un componente casi obligado de la cultura del entretenimiento y de la información. El espectáculo estrella son los culebrones familiares- hijos contra padres, refriegas entre hermanos, adulterios-, más interesantes cuanto más alto es el rango social de los implicados, con la realeza encabezando el elenco. 

Pero a las muchas tragedias del mundo actual se está sumando una truculencia mediática cada vez más intensa, como si no bastaran las noticias para encogernos el corazón. A todas horas hay programas metiendo el dedo en la llaga del delito (sobre todo sexual), la corrupción y otras miserias que analizan con todo lujo de detalle; incluso el parte meteorológico -generalmente tan aséptico- abusa del tono alarmante y bautiza los fenómenos con nombres exóticos. ¿Dónde acaba la verdad y empieza el morbo, un ingrediente que también la prensa explota a menudo? Lo único cierto es que el sensacionalismo vende, y que es una agresión para la ética y para la estética. Porque el buen gusto, como los valores morales, hay que cultivarlo, y en un mundo de carroña informativa no debe sorprendernos la basura que cuelgan los jóvenes en Tik Tok y plataformas similares. 

Menos carnaza y más titulares y tertulias sobre lo bueno y lo bello, que siguen existiendo. Seguro que Ud. también suscribe esta petición.