Alargar la edad de jubilación hasta los 72 años. Eso sí, voluntariamente y con incentivos económicos de por medio (por el esfuerzo). Esta es la última propuesta para el futuro Gobierno de España del Círculo de Empresarios a las puertas de las elecciones generales. La institución habla de un tramo extra de vida laboral entre los 68 y los 72 años como medida correctora para sostener un sistema público de pensiones que hace aguas por todos los lados. Insisto en lo de voluntario y en que el tramo a contar por los empresarios empieza a los 68, que son tres años extra a ese límite ya ilusorio de los 65 que todos los trabajadores se marcan como meta a alcanzar. «La reforma -sostiene el Círculo- no asegura su viabilidad, solo retrasa el problema, es profundamente insolidaria y exigirá un gran sacrificio a los ciudadanos en activo».

En Francia ya habrían ardido las calles con tal propuesta pues, recordemos, antes de que los jóvenes de los suburbios sembrasen el caos, fue el resto de la población -y de forma mayoritaria- la que puso el grito en el cielo y a Macron entre las cuerdas por intentar elevar de los 62 años actuales a los 64 la edad para acceder a la clase pasiva. De eso tomaron buena nota al otro lado de los Pirineos... 

Recordemos que los del Círculo de Empresarios juegan en un país que ha aceptado y está inmerso en alargar su vida laboral hasta los 67 años (5 que más que en Francia), en el que la cuantía de las pensiones es ridícula en comparación con lo que cobran los mayores de nuestro vecino europeo. Aquí, además, ya es posible alargar voluntariamente la vida laboral y tener ventajas económicas por ello, aunque todavía es una minoría contada la que decide seguir, y más por vocación que por necesidad.