David del Cura

Entre pitos y flautas

David del Cura


De Kentucky a Gumiel

11/03/2024

Esta semana se ha despejado la incógnita de los candidatos a las elecciones estadounidenses del próximo 5 noviembre. No había mucha emoción, pero los 'americanófilos', que lo mismo siguen la NFL que la NBA, y los analistas refinados en cosas de allende los mares insistían en lo del supermartes. Pues ya está, pasó el día y a falta de sumar algún delegado para llegar a la cantidad oficial, Biden se queda a la cabeza de los demócratas y Trump de los republicanos. Dos candidatos acartonados con el histriónico expresidente como favorito. De su América primero en segunda ronda y azuzado por esos casos penales que juzgan sus trapacerías nos podemos esperar el final de las relaciones internacionales tal y como las conocíamos. El triunfo de Trump sería el definitivo adiós a las instituciones multilaterales que surgieron tras la II Guerra Mundial y se afianzaron a lo largo del siglo XX, se acabó, ahora que esta afirmación está tan de moda. Por la parte de la economía volverán, con cualquier excusa, los aranceles para proteger las producciones nacionales, eso quiere decir que llegar al mercado americano va a ser más difícil y más caro, nos queda la calidad. El vino es bueno pero a la estantería de las vinotecas, supermercados y hoteles de Vermont arribará con cargas que le van a hacer menos competitivo. Puede que hasta regresen las guerras comerciales entre Boeing y Airbus a cuenta de las ayudas públicas y las denuncias cruzadas ante organismos internacionales de esos en los que se cisca Trump salvo si le conviene a su sistema productivo y sus empresas. 

A decisiones que van a mermar la ganancia sumemos las que van a aumentar el gasto, porque EEUU viene avisando ya de su intención de dejar de ser el gendarme del mundo. Hace tiempo que evita aquellas invasiones que cantaban Celtas Cortos, miran con lupa sus acciones militares y reclaman a los socios de la OTAN que aumenten sus gastos militares. Por aquí, con una guerra a las puertas de la Unión Europea, es por donde los gobiernos europeos van a ir orientando el gasto. Se puede llamar de seguridad o incluso de doble uso, pero de lo que estamos hablando es de armas. Cuando se comenta la necesidad de afrontar grandes inversiones para que Europa recupere su lugar en un mundo de tensiones geopolíticas y, a la vez, se mantenga como una región de derechos y libertades, se suele hablar de una lista de cuestiones que va de la sanidad a la industria, pasando por las infraestructuras, la innovación tecnológica, las energías limpias y un largo etcétera. Raramente se habla de gastos militares. Hace días, Nadia Calviño, ahora al frente del Banco Europeo de Inversiones, antes siendo ministra ni 'mú', habló de ese elefante en la habitación que es el gasto en cañones, bombas, cazas y submarinos. Poco eco, pero en algún momento habrá que recordar a la ciudadanía y hasta en las campañas electorales lo de si vis pacem, para bellum porque tenemos en Ucrania una guerra y eso está muy cerca de la frontera norte de la UE y otro conflicto al otro lado del mediterráneo, que ya que estamos con los latinajos es el mare Nostrum. Si alguien nos habla de estas cosas en público el elefante habrá llegado a la cacharrería y a ver quién carga con el Sambenito belicista. Habrá que ver la partida en defensa de los próximos presupuestos generales del Estado, esos que están negociando y que si pueden llevarán pasado mañana al consejo de ministros (ese era el plan). Así que nosotros tendremos nuestras elecciones europeas en junio pero las que nos pueden cambiar vidas y haciendas, otro día hablamos del comercio mundial, son los comicios de los Estados Unidos de América, y allí no somos los primeros.