María Vélez

Plaza Mayor

María Vélez


Lugar seguro

12/10/2023

El título de esta columna es similar al del libro con el que Isaac Rosa ganó el Premio Biblioteca Breve 2022 y cuya carta de presentación me invitó a comprarlo porque habla, en cierta manera, de qué haría uno para refugiarse en caso de que el futuro se fuera a negro. Curiosidad, especialmente en el contexto actual en el que planean los discursos de las incertidumbres y las distopías -al menos en clave de ficción-, y pregunta obligada: ¿cuál sería ese lugar seguro?

Caben tantas respuestas como veces se formule la cuestión pero es verdad que, en una primera consulta, el hogar propio se repite. Nuestra casa como gran refugio. Bien pensado, las viviendas individuales se convirtieron, exigencias del guion, en ese lugar seguro cuando estalló la pandemia. Luego vino la guerra de Ucrania, donde tu casa ya no es garantía de estar a salvo. Cómo pensarlo en el caso de la barbarie que sucede en Israel. Allí, en sus hogares, se encontraban muchas de las personas asesinadas desde que el sábado estallara este conflicto aterrador, más propio de la ficción. Con sus padres, en sus casas, estaban los niños, más de cuarenta, hallados este martes muertos. Esperpéntica o no, es la bofetada de realidad. 

Aunque la frase de este mundo es una mierda se cuele con más frecuencia de lo normal en conversaciones triviales, me niego a visualizar un futuro de colapso global. Prefiero pensar en esos lugares del día a día no ya seguros, porque nada lo es, sino en esos sitios en los que una se siente segura. 
Y me tropiezo con muchos. Mi casa, mi barrio, ese bar en el que Begoña y yo nos llamamos por nuestro nombre, nos preguntamos por nuestra vida y nos echamos un cable si hace falta. Hasta un hospital se ha convertido en alivio en un momento dado. 

No hay sitios seguros, sí entornos amables que funcionan de manera individual y puntual porque, vaya novedad, el refugio está en uno mismo. Encuéntrenlo y, sobre todo, disfrútenlo.