Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Escuchar

27/02/2023

«Tú me salvaste la vida». Así me dijo un paciente al que había tratado años atrás de una enfermedad que trastocó su vida pero que, finalmente, acabó siendo controlada recuperando la normalidad. Yo atribuí su curación a la eficacia de los tratamientos utilizados, pero él me insistió en que más allá de esa eficacia se reconstruyó a sí mismo y recuperó su proyecto vital por las conversaciones que mantuvimos, por los argumentos que le trasladé respecto a cómo aceptar y afrontar lo que le sucedía. Y así lo hizo.

Los médicos deberíamos ser conscientes del poder que tenemos con nuestros pacientes, conscientes y responsables de ello. No significa que nos consideremos dioses, algo por otra parte frecuente entre la clase médica la cual tiene un alto riesgo de vivir en unos promedios de ego excesivamente elevados precisamente por eso, por pasarte el día dando recomendaciones, recetando remedios y dando consejos. Tantas personas te consultan tantas cosas, que te vienes arriba y vives en un pedestal. Mal asunto, para el médico y para el paciente. Luego, la realidad y la experiencia demuestran que en esta profesión es más sensato ser humilde porque la medicina es una ciencia resbaladiza y la duda convive con unas pocas certezas en una simbiosis permanente. 

Pero si algún poder nos asiste es el de la palabra, más allá de todo el arsenal terapéutico que manejamos que sin duda es imprescindible. Hablar, y sobre todo saber escuchar, es la primera condición para ser un buen médico. Se puede ser superespecialista, supercirujano, y súper lo que se quiera pero si no escuchas puedes acabar siendo superestúpido, y lo que es peor, sin tener conciencia de ello y exhalando un ego que no te cabe en el cuerpo y te lo deforma.

Yo no tenía conciencia de haber salvado esa vida pero el protagonista sí, y eso da que pensar. No le salvó la tecnología punta sino la resonancia de la palabra que puede llegar a las zonas más profundas de nuestro mundo interior, esas en las que se libran tantas batallas. 

Reivindiquemos los medios que haya que reivindicar para que la asistencia sanitaria sea correcta, pero sin olvidar que la presencia, la escucha y la palabra rescatan de los conflictos y salvan vidas.