No salimos de unas y nos metemos en otras. Me refiero a las obras que nos complican nuestros movimientos diarios por el pueblo y que, en su mayor parte, no se hacen por capricho ya que son muy necesarias. Pero la cosa es que los plazos se alargan siempre, a veces escandalosamente, incumpliéndose siempre los inicialmente previstos. Esto está sucediendo en las tres principales obras que hay ahora en marcha en Aranda : la piscina cubierta, los Jardines de don Diego y el puente de Bigar (¿ya de paso no se podría cambiar su nombre?). En ningún caso se van a cumplir los planes previstos.  A la hora de calcular los plazos de finalización de las obras ¿no se podrían añadir unos meses más para solucionar los imprevistos que siempre surgen?  Y en el caso de la piscina, ¿no habría sido mejor hacer una nueva con , al menos, ocho calles?

Todos queremos que las obras las ejecuten, a ser posible, empresas locales porque dan trabajo a nuestros paisanos, hayan nacido donde hayan nacido, y así los dineros se quedan en nuestro pueblo, pero la pregunta que me hago es si nuestras empresas están técnicamente preparadas y cuentan con el personal necesario  para acometer obras tan ambiciosas como reparar de arriba a abajo un puente de longitud considerable y cuyo cierre es responsable de el atasco permanente que sufre el centro. Ya sabemos que en este caso han surgido un montón de imprevistos que han obligado a incrementar sustancialmente el presupuesto inicial, lo que hace que ni de lejos se cumplan los plazos previstos  para su reapertura. Pero los que pasamos a diario por esas zonas vemos como muchos días no había nadie trabajando o, especialmente en el caso de los Jardines solo había tres o cuatro personas laborando. Ignoro si nuestras empresas estaban preparadas, pero uno tiene sus sospechas.+

De la más que necesaria circunvalación Este mejor no hablamos, que eso sí que va para largo.