El precio de vivir con cáncer

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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La sanidad pública cubre el importe del tratamiento, pero los pacientes asumen otros gastos derivados de la terapia y de la pérdida de ingresos. El de mama, de los que más genera

Imagen de archivo de uno de los talleres para pacientes realizado en el HUBU. - Foto: Jesús J. Matías

Una mujer con un cáncer de mama recién diagnosticado asume, de entrada, un gasto que puede oscilar entre los 40 y los 250 euros, en función de si su tratamiento incluye cirugía conservadora o mastectomía radical. En el primer caso, el desembolso se destina al sujetador postoperatorio, con cierre por delante para no forzar ni el pecho ni la axila al atarse (si compra dos y asumiendo que hay variedad de marcas y precios, ya pagará unos 80 euros); en el segundo supuesto, si le quitan la mama completa, le recomendarán también una prótesis externa cuyo precio, de nuevo muy variable, oscila entre los 35 euros de un modelo muy básico y los 250 de otros. Ni el sujetador ni el 'relleno' son imprescindibles, pero sí recomendables, por lo que lo habitual es que se compren. Y, de estos dos artículos, la sanidad pública solo cubre parte de la prótesis externa, que la mujer paga por adelanto íntegramente y luego se le reembolsa lo que le corresponda.

Estos dos ejemplos sirven para ilustrar el coste que asume cada persona diagnosticada de cáncer, un gasto que no se puede cuantificar en números redondos ni de manera global, porque cada proceso oncológico es único, pero que sí es constante a lo largo del tratamiento. Y, en muchas ocasiones, también después. La cuestión es cómo se afronta y hasta qué punto impacta en la economía familiar: no es lo mismo para un trabajador por cuenta ajena que para un autónomo o para una persona en el paro. «Y aparte de los costes que conlleva el proceso, hay que tener en cuenta la pérdida de ingresos que provoca la enfermedad. Y no solo por la baja del paciente, sino porque, a veces, la pareja o el cuidador también necesita una reducción de jornada para atenderlo», comentan las trabajadoras sociales de la Asociación Española Contra el Cáncer en Burgos (AECC).

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