«Salvo la quimio y la radioterapia, lo demás lo pagas tú»

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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A Ana le diagnosticaron cáncer de mama con 40 años

«Salvo la quimio y la radioterapia, lo demás lo pagas tú» - Foto: Eugenio Gutiérrez

A Ana le diagnosticaron cáncer de mama con 40 años. Tras quitarle el pecho y los ganglios del lado derecho, empezó la quimioterapia y le dio una reacción alérgica grave que le provocó daños en el corazón y una capacidad cardíaca del 30%. Con cirugía y tiempo, recuperó capacidad hasta el 50%. Dado que su cáncer era hormonal, le extirparon el pecho izquierdo, los ovarios y las trompas de falopio. Tuvo, pues, una menopausia precoz. «Todo lo posible, se complicó. Pero estoy viva», recalca, subrayando que el pasado diciembre le dio el alta Oncología. «Después de 14 años», añade.

Sin embargo, recuerda con nitidez el impacto económico de su proceso en la familia. «Salvo la quimioterapia y la radioterapia, todo lo demás lo pagas tú», dice, subrayando que «las cremas son carísimas, más de 100 euros al mes, porque no funciona cualquiera. Y te las tienes que echar».

A esta mujer le reconocieron una discapacidad del 39% por la patología cardíaca derivada del cáncer, pero el brazo derecho casi no lo puede levantar. «No me puedo rascar la espalda o atarme el sujetador porque no tengo movilidad», cuenta, subrayando que por el cáncer no tiene apoyo de ningún tipo. «No puedo cargar pesos ni tener estrés pero regento un bar», apunta, matizando que esta situación laboral delicada es la que le impide poner cara al testimonio. «Me separé a los 45 años y me vi sin nada. No había trabajado porque estaba enferma y en cuanto hablas de determinadas patologías, se te cierran las puertas. Ymás siendo mujer», explica, antes de añadir que cuando surgió la oportunidad del bar hace cinco años, no pudo decir que no. Aunque no fuera lo más aconsejable para ella. «Hice muchísimas entrevistas y nadie me llamó», lamenta.

Los ocho meses previos al diagnóstico había tenido trabajo, por lo que tuvo baja remunerada durante un año. «Cobraba unos 600 euros y yo entonces estaba casada, pero una familia con los ingresos cortitos lo tiene muy complicado. Porque el cáncer conlleva muchos gastos. La AECC ayuda mucho, pero a veces no es suficiente», comenta.