«A mi país iré, pero solo de visita a ver a la familia»

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Najib Lukman ahora tiene 19 años, pero con 15 se marchó de su casa en Ghana y llegó a Burgos arriesgando su vida en una patera: «Pasé mucho miedo»

Najib Lukman llegó a España en patera a los 15 años. - Foto: Alberto Rodrigo

Acababa de cumplir 15 años Najib Lukman cuando decidió que era una buena idea marcharse con un amigo desde su ciudad, Cap Coast, en Ghana, rumbo a España. Cuenta que el plan era poder dedicarse a jugar al fútbol, pues muchas veces veían en la televisión a las estrellas de este deporte y les parecía que era una estupenda forma de ganarse la vida. Pero nada de eso iba a pasar: al contrario, el periplo que pasaron los dos jóvenes desde su país hasta Burkina Faso pasando por Mali y Libia fue cualquier cosa menos bueno. Tan duro, que prefiere no recordar las circunstancias del mismo, sobre todo las vividas en Libia, un país que es extraordinariamente duro con los adolescentes que llegan del África subsahariana. 

Isabel Olazagoitia, religiosa de las Hijas de la Caridad y voluntaria de Atalaya Intercultural, entidad en la que lleva años orientado laboralmente a estos chavales, cuenta siempre que ella prefiere no preguntar enseguida sobre lo que allí les ocurre. «Tardo mucho en hablar con ellos de esto, igual años, cuando ya llevan un tiempo con su situación regularizada». Con Najib ocurre igual. Esquiva la pregunta musitando que lo pasó muy mal, sin más detalles.

Por fin llegó a Italia y de allí a Barcelona gracias a Cruz Roja y su llegada a Burgos fue casi por casualidad cuando el amigo con el que anduvo le dejó solo. «Me pasé cinco días durmiendo en la calle y ya tenía pensado ir a la Comisaría cuando un chico me dijo dónde me iba a ayudar». Tras un par de días en el centro de menores de la Junta, Gregorio Santiago, pasó a la vivienda de la Asociación Hechos, fue escolarizado y estudiaba el idioma en Atalaya.

Estuvo en el IES López de Mendoza y en el Simón de Colonia ha hecho una FP Básica de Montaje y Fabricación que le ha permitido encontrar un empleo. «Estoy muy contento y me gusta mucho el trabajo que hago», afirma, muy serio, este joven que dice que el tiempo libre que tiene lo pasa viendo vídeos en Youtube sobre cómo construir cosas. Ahora, como ya tiene más de 18 años, ya no vive en el hogar de Hechos sino que comparte piso con otros chavales y parte de su sueldo lo ahorra para pagar el carnet de conducir. De momento, ha superado el examen teórico y recorre la ciudad en bicicleta.

«Yo quiero hacer mi vida en España y volver a Ghana solo de visita para ver a la familia. Aquí estoy muy bien», añade en un español aún precario pero muy comprensible. Olazagoitia, muy conmovida y a su lado, afirma que Najib llegará adonde quiera, pues es prudente e inteligente y su itinerario desde que llegó ha sido impecable gracias a su dedicación al estudio. «Nos gustaría que pudiera seguir estudiando, pero tiene que trabajar para mantener sus papeles en regla», afirma la religiosa. Él la mira con arrobo: «Es como la abuela de todos los chicos que venimos de África».