La lluvia retrasa la vendimia y mejora la calidad de la uva

I.M.L./ Aranda de Duero
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Aunque el agua ha venido bien para que las bayas ganen peso, también aumenta el riesgo de botritis

Las cepas están asimilando estos días las precipitaciones recibidas, de entre 20 y 50 litros según zonas. - Foto: Alberto Rodrigo

Eso de que nunca llueve a gusto de todos no concuerda con el sentimiento generalizado estos días en el territorio de la DO Ribera del Duero. Las precipitaciones de los últimos días han venido a ayudar en el final del ciclo de maduración de las viñas y a paliar la reducción en el peso de las uvas causado por la sequía de los últimos meses.

Dadas las condiciones actuales del terreno, y la necesidad de que las viñas asimilen las lluvias recibidas, la primera consecuencia de los chubascos es que se retrasan los trabajos de recogida de la cosecha. «Ahora se va a tener que esperar unos días para empezar a cosechar, unos siete o así, con lo que se pierde la semana de media de adelanto que traíamos hasta ahora», apunta Eduardo Izquierdo, viticultor de Gumiel de Mercado. 

Este retraso, que fijaría la fecha de vendimia generalizada a partir del día 18, también se debe a que ahora hay que esperar que la uva complete la maduración para recogerla en el momento óptimo. «La uva estaba perdiendo peso, perdiendo acidez, no ganando grado y ahora lo está recuperando», explica José Manuel Pérez Ovejas, propietario de Dominio de Calogía.

En cuanto a la cantidad de cosecha para este año, las previsiones venían hablando de una reducción significativa de kilos de uva, que con estas lluvias se va a mitigar bastante, incrementándose el peso de la uvas en torno a un 10%. «Todavía es difícil afinar en este sentido, pero superaremos los 100 millones de kilos, similar al año anterior», estima Pérez Ovejas, teniendo en cuenta que hay una importante superficie de viñedo afectada por heladas y granizo donde no se va a recoger nada esta vez.

Pero no todo es bueno para el viñedo después de las lluvias de estos tres días atrás, ya que la humedad que se acumula ahora en las plantas incrementa de manera exponencial el riesgo de sufrir botritis, también conocida como podredumbre del racimo. «Aquellas parcelas que sufrieron oidio, son más propensas a que aparezca ahora la botritis, habrá que estar muy pendientes estos próximos días», avisa Izquierdo. Además de la atención del viticultor, las condiciones meteorológicas pueden ayudar a evitar esta enfermedad en las plantas. «Necesitamos que corra el aire y que haga calor de día y bajen las temperaturas de noche para que la humedad no se concentre en la planta», apunta Pérez Ovejas.