Las diferencias de opinión sobre la Lomloe entre las familias de la escuela pública y de la concertada se han puesto de manifiesto en numerosas ocasiones. El Real Decreto del pasado miércoles no ha sido una excepción y su visión difiere en la mayoría de los aspectos. La Federación de Asociaciones de Madres y Padres (Fampa) no se muestra sorprendida por el contenido de la norma, ya que «en general era lo esperado», asegura su presidente, Francisco Sánchez, en referencia a los distintos borradores publicados.
Sánchez aplaude esa apuesta por el cambio de metodologías, dando mayor peso al aprendizaje por proyectos y no solo al memorístico. «Me parece perfecto porque hay que ir migrando hacia otras formas de enseñanza, ya que llevamos años estancados», señala, al tiempo que precisa que «existe mucho miedo a un cambio que no tiene por qué ser malo».
En líneas generales se muestra «satisfecho» con la normativa, si bien es cierto que asegura que «hay que esperar a ver cómo se implanta en Castilla y León», y cree que «no tiene por que haber muchas diferencias» en lo que respecta a la eliminación de la calificación numérica y la promoción en la ESO sin límite de suspensos. En este sentido, asegura que se está dando demasiada importancia a la primera cuestión, «porque nosotros siempre hemos pensado que las notas numérica estigmatizan en lugar de ayudar», mientras que confía en los equipos docentes a la hora de decidir si un alumno pasa de curso o no (solo puede hacerlo una vez y dos a lo largo de toda la Educación Obligatoria). No obstante, sostiene que su desarrollo está siendo «precipitado, además de estar retrasándose y todo eso genera incertidumbre».
La visión de Sánchez dista mucho de la de Elena Sardiñas, presidenta de Fecampa, como representante de los centros concertada. Su valoración del currículo de Secundaria es «negativa» por cuanto «no apuesta por la cultura del esfuerzo y del trabajo». «Se les niega a nuestros hijos una calificación que es una referencia de sus progresos», sostiene, rechazando esa supresión numérica.
No es su única crítica, ya que considera que las condiciones para pasar de curso o titular suponen un «descenso del nivel académico» que tendrá su repercusión cuando los estudiantes accedan a Bachillerato. En este sentido, se pregunta por las exigencias que se establecerán para aprobar la EBAU y llegar a la universidad, considerando que la nueva ley «no prepara para un futuro laboral que es exigente y competitivo».
Para Sardiñas, la Lomloe «impone» el aprobado general, lo que, en su opinión, conlleva en la práctica a la «eliminación de la autoridad del profesorado y la implantación de un ambiente de aparente felicidad».