En la Jefatura Provincial de Tráfico llevan tiempo advirtiendo de un retroceso en la concienciación de los conductores a la hora de ponerse al volante. De que la pandemia ha devuelto a las carreteras comportamientos que parecían desterrados. Y la estadística no para de darle la razón. Porque el año pasado las denuncias por infracciones se dispararon hasta marcar un récord histórico. Repunte sustentado, principalmente, en un espectacular repunte de las multas por velocidad. Los radares, tanto fijos como móviles, se hincharon a 'cazar' infractores en 2022. Más de 100.000 denuncias de las casi 130.000 que se tramitaron en la provincia de Burgos fueron por este motivo.
Según las cifras difundidas por la Dirección General de Tráfico (DGT), el pasado ejercicio los radares fijos colocados en las carreteras burgalesas detectaron 63.542 vehículos que sobrepasaron los límites de velocidad marcados. A estas multas hay que sumar las 40.019 de los cinemómetros portátiles que colocan de manera aleatoria los agentes de la Guardia Civil. En total, 103.561 sanciones que son 18.802 más que el año anterior y casi un 50% más que en 2019, el año previo a la irrupción de la pandemia que sirve como referencia para explicar algunos de estos datos.
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