La planta de almacenamiento geológico de CO2 de Hontomín permanece en coma profundo desde hace tres años, conectada a un respirador artificial que les cuesta a los contribuyentes 400.000 euros por ejercicio, sin que haya prácticamente esperanza alguna de que vuelva a la vida. No obstante, desde la Fundación Ciudad de la Energía se resisten a romper ese mínimo hilo y defienden que aún podría tener cabida en alguna línea de actuación de I+D+i de las que actualmente reciben financiación española o europea.

Lo que hace unos años se denominaba 'centro de desarrollo de tecnologías para la investigación y el almacenamiento de CO2 de Hontomín' ha quedado relegado a poco más que un almacén, en el que únicamente se realizan actividades de monitoreo. La actividad en el exterior es mínima, salvo por el personal de seguridad que vigila la planta, si bien desde la Fundación Ciuden insisten en que las instalaciones «están preparadas para su operación y actualmente en mantenimiento, en cumplimiento de la reglamentación vigente», añaden para remarca que las actuaciones «se realizan de manera coordinada, entre otros, con elServicio Territorial de Industria de la Junta de Castilla y León», detallan.

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