Carmelo Palacios

Plaza Mayor

Carmelo Palacios


«Dásela al 22»

03/04/2023

Para él, el bueno era Matos. Era al único al que llamaba por el nombre futbolístico. «Mira cómo sube la banda», decía. No debía ser un habitual en El Plantío porque no conocía a todos los jugadores del Burgos CF y, además, estaba sentado en mi sitio. Me dio igual. Me puse al lado. Les llamaba a casi todos por el número. «Ha sido mano del 8», «buen corte del 5», «eso no es falta 'arbi'». Y en el penalti un silencio de resignación y desconcierto. Como todo el estadio. El fallo lo celebró como un gol y es que él había venido a disfrutar. 

Cerveza en mano, pronto se dio cuenta de que había un jugador diferente y no era su querido Matos. «Dásela al 22, dásela al 22», gritaba intentando entender por qué sus compañeros no le buscaban siempre. «Al de la coleta», insistía. Era uno de los muchos románticos que todavía vamos a los estadios esperando que la calidad y el talento sea capaz de ganarle la batalla al físico y la táctica. Cada vez es más difícil, cada día el fútbol es más aburrido. Enemigos del riesgo y la alegría, decía Galeano.

Mediada la primera parte, decidieron hacerle caso y dársela al 22. Hasta ese momento, había estado un tanto disperso y bromeaba con unos y otros. «Tenéis cara de ser de Santander», le soltó a una pareja entre risas. A mí también me dio esa impresión, pero no por la cara, sino por la temeridad de ir en pantalón corto a El Plantío el 1 de abril.

«Eso, eso, al 22, al 22». Cuando la tocaba Mumo volvía al partido y con cada decisión que tomaba le daba la razón. Criterio y talento en la sala de máquinas. Ojeando el horizonte, marcando los tiempos, controlando el ritmo, en busca de ese pase genial que rompa una línea y le gane el pulso a la táctica. Él había pagado la entrada con la esperanza de ver al pelotero, al jugador diferente, a Mumo; y este le correspondió con un golazo desde fuera del área que le hizo levantarse del asiento. «Ya te lo dije yo, había que dársela al 22». 

«¿Y el 8?», le comenté yo, «¿ese por qué no juega más?». Entonces, Valcarce se disfrazó de Juanito, como dice Barredo, para poner el segundo gol en la bota de Curro. «Ya te lo dije yo, el 8 tiene que jugar más». Y sonrió.