Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Cuesta abajo

12/06/2023

La verdad es que daba gloria (y un punto largo de envidia, para qué vamos a decir lo contrario) ver cómo los jóvenes y audaces pilotos de la Hiperbaric Challenge se lanzaban el sábado colina abajo y a toda velocidad desde lo alto del cerro del Castillo hasta la plaza de Alonso Martínez, a bordo de monoplazas de todos los colores construidos por ellos mismos y que a uno le recordaban a aquellos bólidos de los años 50 con los que Juan Manuel Fangio se hartaba de ganar grandes premios. Quién dijo que la ciencia ha de resultar tediosa: la prueba, que se ha convertido ya en todo un clásico de la primavera burgalesa, desafía a estudiantes de instituto a que diseñen en equipo su propio coche sin motor, analizando factores como la estabilidad y la aerodinámica, y a ponerlo a prueba en una carrera tan divertida como aquella de unos dibujos animados de nuestra infancia en la que tomaban parte el Espantomóvil, el Auto Superconvertible y el Alambique Veloz.

Lo que mueve estos coches de Hiperbaric no es la electricidad, ni los combustibles fósiles, sino la inercia, esa resistencia que oponen los cuerpos a detener su movimiento o alterar la trayectoria que han tomado. La inercia no solo constituye una ley física, sino que sus principios se aplican también en el terreno social y aun en el político, y siempre tiene un punto de partida. Las elecciones de febrero del año pasado en Castilla y León, tras las cuales el PP cambió a Ciudadanos por Vox como socio de gobierno, estrenaron una nueva inercia en España que ha otorgado carta de normalidad a los pactos con la ultraderecha y a cuyo hilo (pese a la política de exabruptos, baladronadas y medidas irresponsables que hemos padecido estos últimos meses en nuestra región) se van a conformar en las próximas semanas un buen número de ejecutivos regionales y ayuntamientos en este país.

Esa es la receta elegida en nuestro suelo bendito para los próximos cuatro años, por bien que la candidata del PP se esconda de momento en vaguedades varias. Vox ya se ha apresurado a puntualizar que no va a permitir que Cristina Ayala gobierne en solitario, y solo cabe esperar a conocer lo que van a exigir los de Abascal en la alianza burgalesa que se avecina. Que no será poco, porque lo cierto es que van cuesta abajo.