Según publicó este periódico la pasada semana, el Ayuntamiento ha encargado al artista burgalés Cristino Díez la realización de dos nuevos gigantones y cuatro cabezudos que acompañarán a los ya existentes y a las superestrellas locales, los Gigantillos, en sus jaranas. Todo lo que sea fiesta, bienvenido sea.
Los cabezudos serán «cabezas grotescas enormes que representarán al Papamoscas, Martinillo, La Flora y un cachidiablo y correrán detrás de los niños», según explicaba la información; suena divertido. Por su parte, la pareja de gigantones estará compuesta por Diego Porcelos, fundador de la ciudad, y señora. Pero, y aquí viene lo bueno, de la señora Porcelos no hay dato histórico alguno, ni siquiera el nombre. Según se deduce de la noticia (o al menos según deduzco yo) no queda claro siquiera si existió la susodicha señora o no. Tal y como contó Díez, la figura de Porcelos estará inspirada en su escultura del Arco de Santa María, pero la condesa, dadas las circunstancias, se supone que será totalmente inventada. Y puestos a inventar, el Ayuntamiento podría haber aprovechado la oportunidad para hacer algo un poco más pegado a los tiempos que vivimos y además relevante aunque, claro, para eso se necesita tener dos cosas: ideas y el valor para llevarlas a cabo.
¿Por qué no hacer una pareja de gigantones que represente sensibilidades que no han sido visibles antes? Una pareja que fuesen dos hombres, una que fueran dos mujeres, una que fuesen personas de distintas razas (no blancas) con trajes tradicionales burgaleses, por ejemplo. ¿Por qué no? ¿Dónde está escrito que hay que seguir la pauta de siempre en un asunto como este? ¿Por qué no utilizarlo para divertir (que es para lo que están esas figuras) y además lanzar un mensaje de tolerancia y diversidad, un reflejo de lo que somos hoy? ¿A quién iba a molestar a estas alturas?
Algo así sonaría, por ejemplo, como una buena carta de presentación de la candidatura de Burgos a Capital Europea de la Cultura 2031, la de una ciudad luminosa y abierta, una ciudad en el mundo. Pero seguramente lo dejaremos pasar, al final lo harán otros (si no lo han hecho ya) y, mucho tiempo después, lo copiaremos aquí (mal). Pero no me diga que puestos a inventar, no era una buena oportunidad de inventar, precisamente, un poco de futuro.
Salud y alegría.