Esta España está como está, y en lugar de centrarse el Gobierno en tomar decisiones que nos saquen de pobres, o que al menos palíen los efectos de la difícil situación económica que afecta a todos los sectores, abre nuevos frentes de batalla política. Se acaba de aprobar la controvertida Ley de Memoria Histórica y pretende que antes que finalice el año se aprueben la llamada Ley Trans, y se reforme la Ley del Aborto.
Con la que está cayendo, dedicar el debate político, económico y social a sacar adelante iniciativas que no son de primera necesidad, es una broma de mal gusto, una falta de respeto a los millones de españoles que miran hacia La Moncloa a la espera de propuestas que permitan encarar el futuro con esperanza.
Las medidas económicas que presentó el Gobierno el pasado martes solo han convencido a los socialistas muy cafeteros y expertos de muy diferente color, más instituciones nacionales e internacionales, mostraban su escepticismo ante el proyecto de presupuestos elaborado por Calviño y María Jesús Montero. Sin embargo, Pedro Sánchez y su equipo se fuma un puro ante las dudas de quienes saben de economía. Dice el Gobierno que se podrán limar los puntos más conflictivos en el trámite parlamentario, y punto. Lo que les ocupa en estos momentos, lo que consideran urgente, es aquello que le interesa a Podemos, con lo que presiona Podemos: proyectos de ley que entusiasman a la otra, Montero, la ministra de Igualdad, mujer que se ha tomado la responsabilidad de gobierno como un juego con el que aspira a dejar huella tras su paso por el Ejecutivo. Por eso busca que se aprueben con la máxima rapidez posible.
Discrepar sobre la tramitación urgente de estas leyes en un momento tan complicado en todos los aspectos no significa estar en contra de que se regulen algunas cuestiones relacionadas con estas iniciativas, aunque al menos a esta periodista varios puntos le provocan una infinita incomodidad, por el sectarismo y porque divide a una sociedad que no está para que le abran brechas todos los días.
Pero no solo inquietan a esta periodista. Hace pocos días, decía la exvicepresidenta Carmen Calvo en una entrevista en El Mundo que "la Constitución no contempla el género, contempla el sexo" y que "No se puede ser feminista y defender la teoría queer". Calvo es presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso, profesora de Derecho Constitucional, con años de experiencia de gobierno y de vida parlamentaria y se ha dejado la piel defendiendo el feminismo. Para que venga Irene Montero, sin más mérito para estar en el gobierno que ser pareja de, para dar lecciones de feminismo y de igualdad.
Cada día que pasa se hace más evidente que la coalición del PSOE con Podemos no ha traído nada bueno… excepto para Pedro Sánchez, que gracias a ella alcanzó la presidencia del Gobierno y ahí se mantiene.